Por el Colectivo Marambio

Desde nuestra última editorial pasaron semanas, ¿cuántas?, 7, casi 8, menos de dos meses. ¿Por qué el afán de explicitar minuciosamente el tiempo pasado?, … porque en un intervalo tan corto desde el punto de vista del “tiempo histórico” que transitamos, sucedieron una cantidad de acontecimientos políticos que se acumularon como capas geológicas, unos sobre otros, impidiéndonos por lo vertiginoso de su devenir, el abordaje y la reflexión puntual y la extracción de las consiguientes conclusiones. Nos planteamos entonces repasar lo acontecido para “re-descubrir” los hechos y sus implicancias en la búsqueda de caracterizar más ajustadamente la etapa que estamos transitando y nuestros posicionamientos como parte del espacio que sostiene al gobierno popular.

 

1.         Guernica: el antes, el durante y el después:

No podemos justificar la represión. No podemos escudarnos en la “fatalidad” de las “circunstancias” que nos plantean:

·           un poder judicial colonizado y oligárquico que juega casi siempre en favor de los que más tienen y en contra de los desposeídos

·           una oposición radicalizada hacia la ultraderecha que aprovecha cada acción desesperada, torpe o meditada de individuos, organizaciones sociales u organizaciones políticas del espacio que pretendemos representar y “empoderar” para colocar sobre el tapete la defensa de la republicanamente intocable “propiedad privada”

·           los medios concentrados como integrantes estelares del espacio político de la ultraderecha con la capacidad de apuntalar, dictar, repetir o propalar en un “in-crescendo” exponencial las posiciones del poder real

·           la estupidez de una parte de la izquierda aportando su tradicional miopía política para boicotear la posibilidad de salidas victoriosas de las acciones y luchas populares, llevando los conflictos a un callejón sin salida asfaltado de falsos principismos que esconden como única idea política, el repudiable oportunismo de aprovecharse de las víctimas (víctimas del sistema por su condición social, víctimas de los palos de la represión cuando ésta se produce y víctimas de la incapacidad de la política para darle respuesta a sus reclamos)

No podemos ni debemos justificar la represión, simplemente porque con las circunstancias no tan circunstanciales recién mencionadas continuaremos conviviendo -posiblemente por un largo periodo- y a las mismas se suman las condiciones económico-sociales generadas por cuatro años de macrismo, un año de pandemia y muchos más años de políticas públicas cuando menos deficientes, que nunca siquiera se aproximaron a solucionar problemas tales como el déficit habitacional en el conurbano. Lo anterior define un escenario donde los conflictos se incrementarán y es posible que los sectores más postergados lleven adelante protestas y acciones que más allá de su contenido de justicia reivindicativa, intentarán ser utilizados por la oposición y el poder real para desestabilizar y debilitar al gobierno popular. ¿La solución va a ser la represión?, ¿a los más postergados, a los caídos del sistema que vinimos a representar, reivindicar e integrar les vamos a responder con palos?, ¿a los eternos más castigados los vamos a correr con gases?, ¿cómo espacio político vamos a enterrar la política como herramienta transformadora, desamparando a los desprotegidos, a los despojados, de su única esperanza e impulsándolos hacia proyectos mesiánicos que sólo pueden ser aprovechados por la ultraderecha antidemocrática?. La represión jamás puede ser la solución a la marginación y el hambre. La justicia oligárquica, el accionar de la izquierda boba y las mafias de la ultraderecha no pueden ser utilizados como excusa.

Es verdad que la represión fue la respuesta final y que hubo una historia previa de 40 días de negociación que debe reivindicarse como el camino correcto: búsqueda de consensos que permitan desactivar los conflictos o des-escalarlos cuando irremediablemente se producen, generación de respuestas puntuales mientras se trabaja en la solución de los problemas de fondo (por ejemplo haciendo realidad los planes de vivienda y manejo de tierras anunciados por Axel semanas atrás), toma de decisiones de conducción política de las fuerzas represivas que impidan que la policía actúe en conflictos de naturaleza social portando armas de fuego (decisiones que sin duda Berni no es el indicado para implementar).

Dicho lo anterior, reproducimos un twitt de Sandra Vallejos que creemos resume de manera clara la evolución de la toma de tierras en Guernica y su resolución:

"Creo que es importante que todos y todas sepamos qué ocurrió en Guernica.

               i.        El ministerio de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires trabajó durante 40 días en la toma para alcanzar el retiro pacífico de las familias, ofreciendo distintas soluciones

              ii.        Durante ese tiempo se definió una estrategia, se censó, se dialogó con todos los actores vinculados a la toma y se acordó con 734 familias su reubicación

            iii.        Lamentablemente, también hay que decir que, durante este proceso, organizaciones de izquierda, principalmente el Partido Obrero, no contribuyeron a encontrar una solución. Obstaculizaron el diálogo, impidieron el ingreso al predio e hicieron pública su intransigencia

             iv.        El dispositivo interministerial en Guernica elaboró propuestas a medida de las familias: subsidios para alquilar, ampliación y refacción de viviendas de origen, refugio para personas en situación de calle, acompañamiento a víctimas de violencia de género, Y lo más importante: la solución de fondo, que ningún gobierno anterior al de @Kicillofok encaró, 3 mil lotes con servicios para el distrito.

              v.        Aquellas familias que aceptaban el retiro voluntario también podían optar por residir en las 11 hectáreas que el ministerio había dispuesto a tal fin. También se asistió regularmente con elementos de higiene, de prevención al Covid, agua, alimentos y colchones.

             vi.        Además del compromiso de no judicializar la situación de las familias ocupantes, el gobierno de la provincia estuvo siempre a disposición de las familias en la procura de alcanzar la mejor solución, incluso con el teléfono y la presencia del ministro a disposición las 24 hs.

           vii.        El ministerio le pidió al juez Rizzo, interviniente en la causa, dos prórrogas de la orden de desalojo y, vencidas éstas, se solicitó seguir dialogando.

          viii.        Luego de todas las maniobras dilatorias del Partido Obrero, organizaciones delictivas locales y sectores que no comprendían la gravedad del asunto, el juez y el fiscal decidieron, a pesar de la solicitud del gobierno de aplazarlo y seguir dialogando, el desalojo de toma.

             ix.        En el marco del operativo de desalojo, el ministerio asistió con tres espacios de contención para las personas que no tenían dónde ir. Es importante subrayar que la mayoría de las familias acordaron salir voluntariamente y que fueron agotadas todas las instancias de diálogo.

Como dijo @TereGarciaOK, el gobernador "instruyó a sus ministros a encontrar todas las vías posibles para una salida pacífica antes de que la Justicia impusiera el desalojo formal". El gobierno actuó en el sentido de "mediar para resolver".

Lamentablemente, el juez se mantuvo intransigente en que el desalojo se tenía que producir de manera inmediata. Según mi juicio personal, a esta justicia le faltan muchísimas cosas para poder escribir esa palabra con mayúsculas, también sensibilidad social.

Coincido firmemente con la Pastoral Social, no sólo en que, las tomas no son la solución, sino sobretodo en que tenemos la responsabilidad de darle solución a un problema tan importante como lo es el derecho a la vivienda. Y, en ese sentido, confío plenamente en @Kicillofok.

"En estas últimas décadas, las distintas ocupaciones de tierras evidenciaron la precaria situación de tantas familias, que han debido procurarse un lugar para vivir. En ese sentido, como cristianos nos sentimos interpelados ante toda forma de exclusión..."

Por último, no justifico la represión, en ninguna de sus formas. La rechazo, como rechazo la prevalencia de una "justicia" de clase, con una vara para los poderosos y otra distinta para los pobres. Algo que tiene que cambiar. Tanto como la falta de techo, tierra o trabajo".

2.         El levantamiento policial y la calle:

Para continuar en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires, a principios de setiembre se produjo un levantamiento policial que nos tuvo en vilo a lo largo de dos días, asistiendo impotentes a una demostración de prepotencia y desprecio por cualquier valor democrático por parte del grupo de uniformados armados que rodearon la Quinta presidencial de Olivos. La sublevación policial irrumpió de manera inexplicablemente sorpresiva no solo para nosotros, simples militantes barriales, sino también para el Ministerio de Seguridad y hasta para el propio ejecutivo provincial, lo que habla de serias deficiencias de la conducción política de la policía en general y de su principal responsable, Sergio Berni, en particular. Durante éstas jornadas se puso dramáticamente en evidencia la necesidad de encontrar, en medio de la pandemia, mecanismos de movilización popular que nos permitieran recuperar las calles como espacio favorable al gobierno popular, en disputa con la derecha ensoberbecida. Por eso nos pareció acertada la decisión de movilizar impulsada por Grabois y la decisión de los cumpas de Barrios de Pie de rodear la residencia de Axel. Aún cuando la movilización a Olivos fue desactivada por Alberto -en línea con su espíritu dialoguista-, exhibimos por primera vez la herramienta de la movilización popular para incidir en un acontecimiento político crítico, marcando un antecedente frente a futuros conflictos.

La asonada policial puso de relieve la debilidad de la conducción de Berni, que supuestamente por su perfil marcial de militar frustrado, iba a lograr contener a la “maldita” policía. Ni su postura rambesca ni su voceo incontrolado proclamándose el representante de la derecha del peronismo, le permitió impedir y solucionar el levantamiento: fueron Alberto el miércoles desde la quinta de Olivos y el jueves Kiciloff con sus anuncios, los que solucionaron momentáneamente el problema y pusieron fin a las protestas. Lo que es claro es que el levantamiento policial superó el planteo de un conflicto reivindicativo particular y se inscribió como una acción más de la derecha con el objetivo de asediar y esmerilar al proyecto nacional y popular.

La continuidad de Sergio Berni al frente del Ministerio de Seguridad de la provincia empieza a ser difícil de sostener: posiciones punitivistas, ubicación explícita como representante de la derecha peronista refrendada en cada una de sus apariciones públicas reivindicando políticas de mano dura con el delito soslayando la dimensión de drama social que parte del mismo contiene, permanente cuestionamiento de políticas y figuras del área de seguridad nacionales, histrionismo incontrolable que lo lleva a sobreactuar sus apariciones en los medios y callejeras mostrando cierto “disfrute” cuando de repartir palos se trata, vocero de discurso de defensa de la propiedad privada desde una óptica que sin duda lo coloca más cerca de los hombres de la familia Etchevehere que de Axel y el resto del gabinete de ministros de la provincia. Si a lo anterior se suma la falta de conducción política de la fuerza policial manifestada en el levantamiento de setiembre, parecería que Berni se desvió de la ancha avenida plural y variopinta que camina el Frente de Todos para tomar una colectora que lo aleja de los postulados de la fuerza política que debería representar.

3.         Venezuela, Bolivia, Chile, la Patria Grande:

El voto de Argentina en el marco de la reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, vinculado a la aprobación del informe Bachelet sobre la situación de los DDHH en Venezuela, generó un intenso debate interno en el Frente de Todos potenciado por la renuncia presentada por Alicia Castro a ser embajadora en Rusia -manifestando su completo desacuerdo con el contenido del voto emitido-. Sin definir opinión acerca de la decisión tomada por Alicia, creemos que el voto del gobierno pone de manifiesto algunas cuestiones que vale la pena explicitar:

a)      no podemos sentirnos totalmente sorprendidos porque Alberto, durante la campaña en 2019, había manifestado su acuerdo con el contenido del informe elaborado por Bachelet

b)      sin embargo, una serie de posiciones adoptadas por el gobierno en materia de política internacional, alimentó la esperanza en muchos de nosotros de que la posición frente a Venezuela se diferenciará claramente de la del moribundo Grupo Lima y el gigante del norte. Enumeramos algunas de éstas posiciones:

·           firme condena del golpe de estado en Bolivia

·           inmediata intervención, junto a México, denunciando que la vida de Evo corría peligro y generando las condiciones para que pudiera salir de Bolivia junto a Garcia Linera y otros de sus ministros

·           intento de generar una candidatura alternativa a la de Almagro para la presidencia de la OEA

·           propuesta de candidato alternativo al de Trump para la presidencia del BID e intento de construir un bloque de expresión alternativo al hegemonizado por USA

c)       la correlación de fuerzas desfavorable en el continente se explicitó en el fracaso de las iniciativas anteriores: Almagro continúa siendo presidente de la OEA y como presidente del BID fue elegido el representante propuesto por Trump, Mauricio Claver Carone. No se pudo hasta ahora constituir un bloque alternativo al hegemonizado por USA ni consolidar un liderazgo desde el eje México-Argentina (países que no votaron juntos ni en la elección del presidente del BID ni en la ONU al fijar posición frente al informe Bachelet)

d)      existiendo la posibilidad de abstenerse, el gobierno decide votar contra Venezuela: ¿por convicción –ya mencionamos que Alberto defendió el informe casi un año atrás-?, ¿para acercar posiciones con Estados Unidos después de los enfrentamientos por la presidencia de la OEA y el BID, frente al inicio de las negociaciones con el FMI?, ¿por quitarle a la oposición de derecha y a los medios hegemónicos una de sus banderas más activas –“vamos camino a convertirnos en Venezuela”-?, ¿por presiones en el frente interno de los sectores menos comprometidos con la Patria Grande -como el massismo-?. No tenemos la respuesta y seguramente la decisión del voto se tomó bajo la influencia de más de uno de los posibles motivos enunciados.

La política internacional del gobierno es campo de disputa, lo indudable es que el triunfo de Arce en Bolivia y de la posición de discutir y aprobar una nueva Constitución en Chile, enterrando la heredada del Pinochetismo –en ambos casos por resultados contundentes- plantea la posibilidad de recuperar instrumentos de encuentro entre las democracias latinoamericanas, implementando políticas regionales más acordes con el multilateralismo y que le pongan un límite al seguidismo patético al imperio del norte por parte de las ultraderechas latinoamericanas expresadas por personajes de la calaña de Bolsonaro y Duque. Los resultados de las próximas elecciones presidenciales en EEUU y Ecuador y las municipales en Brasil son centrales para definir si el proceso de recuperación del protagonismo de las fuerzas populares latinoamericanas se profundiza, tal como Bolivia y Chile parecen indicarlo. En ese “nuevo” contexto Alberto puede proyectarse a ejercer un liderazgo regional: ¿de qué lado de la balanza imaginan que va a estar el gobierno de Venezuela –que por cierto también atravesará un proceso electoral que casi con seguridad confirmará la hegemonía del chavismo-?.

4.         Del 17 al 27: recuperando la calle

La movilización del 17/10 en el marco de la conmemoración del Día de la Lealtad y la del 27/10 a diez años del fallecimiento de Néstor, pusieron las cosas en su lugar: recuperamos la calle y -pandemia mediante- no debemos perderla, ya que la calle es el lugar natural desde el cual se defiende el proyecto democrático, nacional, popular y feminista. La movilización de 17 fue un llamado de atención a propios y extraños: cuando el acto virtual se cayó (caída atribuible por partes iguales a la intolerancia de la derecha y a nuestra ingenuidad), rápidamente las columnas automovilísticas se masificaron y le dieron continuidad multitudinaria a la expresión mañanera de camioneros, taxistas y colectiveros. La movilización permitió reflotar la épica alrededor del gobierno popular, dándole espacio a un apoyo que el distanciamiento social había silenciado.

No planteamos la hegemonía callejera como una contienda deportiva a definirse en función de evaluaciones cuantitativas de unas u otras movilizaciones: la razón política es profunda y tiene que ver con manifestar de forma inocultable el apoyo popular al gobierno, reclamar en la disputa interna el respeto a las definiciones políticas que permitieron ganar las elecciones, aumentar la confianza y el capital simbólico del poder ejecutivo para encarar la disputa con el poder real mostrando que somos muchos los dispuestos a bancar medidas redistributivas, que somos muchos los que reclamamos ponerle límites al desaforado accionar de la ultraderecha antidemocrática. ¿Cuánta de la firmeza demostrada para enfrentar a los devaluadores durante las últimas dos semanas debe reconocer su origen en la firmeza mostrada primero por los sectores populares en las movilizaciones callejeras del 17 y el 27, aún en medio de la pandemia?. Uno de los conflictos políticos centrales durante los gobiernos de CFK, fue el generado con los sectores concentrados del campo por la 125. En aquel momento el dominio de la calle fue central y la amarga definición del conflicto tuvo no poca relación con el hecho de no habernos impuesto en la disputa por ese dominio.

La utilización del diálogo político como herramienta para generar consensos, que Alberto defiende en forma sincera una y otra vez, no reemplaza la lucha política sino que es una herramienta más de la misma. Y algunas luchas no se podrán saldar solamente con diálogo, en la disputa deberán ponerse en juego otras herramientas y la movilización popular callejera constituye sin duda la que mejor manejamos, hasta el punto de constituir uno de los principales capitales políticos del peronismo: parece estar llegando el tiempo en que deberá utilizarse más asiduamente

5.         Un gobierno sin voceros:

En alguna de nuestras últimas elaboraciones, tras el cierre del acuerdo con los acreedores extranjeros, visibilizábamos un posible cambio de escenario en el cual el gobierno podía ocupar el centro del tablado fijando claramente la agenda y conduciendo el devenir económico en función de prioridades establecidas desde el poder político vinculadas a priorizar la atención de los más desprotegidos por medio de la inversión social, a reactivar la economía impulsando el consumo interno provisto por la industria nacional, el desarrollo de las Pymes y proyectos de la economía popular.

El cambio de escenario no se consumó y por el contrario puso en evidencia uno de los aspectos débiles del gobierno: la defensa de las políticas impulsadas queda restringida a la sola voz presidencial, pocos en el elenco de ministros asumen un papel militante y combativo necesario para confrontar con una oposición política intelectualmente limitada pero incendiaria y con capacidad para generar sensación de caos y debilidad de los sectores populares. De hecho, los más eficientes comunicadores del gobierno fuera del propio Alberto, son dos figuras experimentadas pero que hoy no tienen responsabilidades ejecutivas centrales: Aníbal Fernández y Leandro Santoro.

En las últimas semanas y más claramente después de las movilizaciones del 17 y el 27 de octubre, pareciera haberse instalado la estrategia de salir a confrontar con el discurso opositor y de los medios hegemónicos que actúan en tandem. Algo de ello se pudo ver en el interrogatorio/entrevista al jefe de gabinete en TN. La idea de responder sólo con la búsqueda del consenso y gestos civilizados a los intentos desestabilizadores de una derecha que simuló ser democrática sólo hasta el momento que no la acompañaron los votos, demostró su inviabilidad.

Más importante que lo comunicacional es que el gobierno ha demostrado firmeza para enfrentar la última ofensiva desestabilizadora encabezada por el poder financiero y sus aliados productores de bienes primarios exportables, destinada a forzar una devaluación que, de consumarse, hubiera comprometido cualquier posibilidad de recuperación económica y hubiera licuado en forma instantánea el de por si menguado poder adquisitivo de los salarios. La ofensiva devaluatoria sigue, pero las medidas adoptadas por Guzman han logrado descomprimir al menos momentáneamente la situación. Las medidas tomadas han sido caratuladas por especialistas como pro-mercado, sin embargo han logrado alejar del horizonte inmediato la devaluación que hubiera significado hipotecar gran parte del capital político del gobierno comprometiendo su posibilidad de ejecutar una política transformadora. Diálogo hasta donde se pueda, firmeza cuando las posibilidades de consenso se diluyen.

 No se puede ser amigo de todos, en algún momento hay que elegir y dejar al descubierto a los enemigos del pueblo, sino correremos el riesgo de terminar siendo cómplices de lo que criticamos: indefectiblemente se afectarán los intereses de los poderosos si se avanza con la implementación de políticas redistributivas. Haberse negado a devaluar plantea que las intenciones del gobierno pasan por profundizar las políticas que beneficien a los sectores populares. Lo otro, lo que busca el poder real y la oposición macrista, es dinamitar las políticas del gobierno, profundizar el abismo entre los que más y los que menos tienen, apostar al caos y al conflicto social anárquico provocado por la desesperación y la falta de alternativas para finalmente reprimir.