Por Sofia Grau - Militante comuna 12 (Villa Pueyrredón)
Hace un buen rato que estoy leyendo diarios y publicaciones de todos los espacios (un placer que me puedo dar a la mañana temprano) y cada vez estoy más convencida de que si no logramos una mayoría parlamentaria en las elecciones de medio término, esto termina mal.
La degradación institucional y social vienen de la mano. Luego de traiciones y abandonos del poder central durante las luchas emancipadoras en los albores de nuestra patria... los fusilamientos, envenenamientos, negociados, genocidios, masacres a caudillxs del interior, sometimiento y censura de todas las voces disidentes, llegamos a la unificación nacional de 1862. Unificación que solo fue posible por el exterminio de quienes pensaban diferente. A partir de ahí, el modelo vencedor se autoproclamó hegemónico y puso manos a la obra construyendo la institucionalidad que le garantizara sus privilegios y posiciones dominantes.
El poder judicial, como bastión y escudo de la propiedad privada, garante de las ganancias (bajo el eufemismo de "seguridad jurídica") y proveedor de la impunidad; el poder ejecutivo, con facultades amplísimas para hacer y deshacer (nunca mejor dicho que “la justicia es ciega"...); un poder legislativo que brinde la ilusión de participación, donde las voces discordantes que logren llegar hasta allí pretenderán presentar proyectos que jamás serán aprobados y que si - por distracción – lo fueran, nunca serán de aplicación efectiva para la población que tanto los necesita. A este “trípode republicano" lo completa una educación replicadora de la historia oficial - que nos inculca que “el campo es la argentina" y que tenemos el orgullo de ser “el granero del mundo" – y el diario “La Nación" que contiene todo lo que un buen ciudadano necesita saber.
Así vimos consolidarse cada vez más a una oligarquía vaga, cuyo único "mérito" fue casarse con quienes debían, heredar y repartir en pocas manos el producto del saqueo y el genocidio... Entre banquetes y reuniones sociales, las vacas paren y se multiplican... sus grandes latifundios son trabajados por la mano de obra esclava de "gauchos cuatreros y mal entretenidos", a quienes el ejército les hace el favor de iniciarlos en una ocupación útil a la sociedad (Rural).
Lxs herederxs de esta oligarquía rancia -que para 1910 tenía desnutrido a más de tres cuartos del país, padeciendo desempleo, hacinamiento y epidemias con las que también hacían negocios (como los conventillos)- nos siguen queriendo vender el buzón de ese "Glorioso Centenario", donde teníamos el 8vo PBI percápita del mundo, concentrado en 10 apellidos. Impávidxs, hoy vemos surgir de las baldosas “referentxs" ultraderechistas, que empezaron su trayectoria siendo personajes de ficción para el entretenimiento en bizarros programas de la tarde de Crónica y hoy se lanzan como diputados con un 10% de intención del voto joven, mientras que se sientan a la mesa, muy pituca, de una señora y su nieta . Se refieren a un país absolutamente desequilibrado, despoblado, unitario, pobre y marginal (donde el Estado solo existía como extensión de la hacienda privada) como la panacea.
Una inmensa lucha popular, que nos costó miles de muertxs a lo largo de cientos de manifestaciones y movilizaciones, logró alcanzar el voto secreto para todos los hombres, así llega a la presidencia Yrigoyen en 1916. Las ideas que parecían prometedoras en los textos y discursos, se encontraron con las limitaciones de la realidad y la debilidad ante las presiones nos costó una Semana Trágica y una Patagonia Rebelde. La oligarquía decidió que ahí se terminaba la "aventura" de permitir desvíos en su programa de desgobierno. Sistemáticamente, pusieron a dedo candidatos conservadores, hicieron fraude o directamente promovieron Golpes de Estado. Ya el 1930, el Supremo Juez Larreta se anticipaba unos cuantos años al “tutto bem, tutto legal".
Así transcurrimos en estos pagos, hasta que en 1943 una facción nacionalista del Ejército le puso fin a la década infame. Si, Perón llega a la escena pública de la mano de un golpe de Estado. Que jamás nos avergüence eso, porque fue el único golpe de Estado que interrumpió una seguidilla interminable de Gobiernos fraudulentos. No eran representantes legítimos, electos por su pueblo. En 3 años, desde sus tres cargos (Secretario de Trabajo y Previsión, Ministro de Guerra y Vicepresidente) Perón fue transformando la realidad de lxs trabajadorxs en todo el país. Finalmente, las pocas leyes en materia laboral que habían podido atravesar el congreso de manos de los diputados socialistas, entraban en vigencia, con una voluntad real del estado ejerciendo su poder de inspección y control. A esas, se les sumaron muchas más. Cuando el poder real advirtió que la figura del General estaba ganando terreno, ordenaron detenerlo, creyendo que podrían desaparecerlo de la escena pública. Y así hubiera sido, de no ser por el inimaginable (e indigerible) “aluvión zoológico" que se movilizó como una marea humana infinita, exigiendo la liberación de su referente. Nacía el 17 de Octubre de 1945.
El rejunte de la oposición en la “Unión Democrática" (patrocinada y conducida por el embajador norteamericano en persona) dejo totalmente expuesto que sus supuestas diferencias ideológicas eran menos importantes para ellxs que la amenaza de ser desplazadxs de su posición pública y política. Rápidamente coincidieron en que Perón era su ENEMIGO, porque amenazaba directamente su estatus y privilegios. Para todos ellos, su ego pesó mucho más en la balanza que las conquistas alcanzadas por un pueblo que jamás había visto reivindicados masivamente sus derechos, hasta entonces.
El peronismo arrasó en las urnas: el único hecho que tiene validez en una democracia. Los 9 años que gobernaron Perón y Evita, junto a otrxs compañeros y compañeras, fueron de increíbles transformaciones, ampliación de derechos, acceso a los servicios de salud, educación, seguridad social: en resumen: dignidad.
Está claro que la oligarquía JAMAS IBA A PERDONAR a quienes repartieron la torta, y le demostraron al pueblo explotado que otro camino era posible. Bombardearon a sus propios compatriotas, fusilaron clandestinamente en un basural, persiguieron, torturaron, censuraron, intervinieron, se robaron un cadáver, derogaron una constitución, nos prohibieron pronunciar palabras y cantar canciones, nos encarcelaron en lugares recónditos y desprovistos, nos apalearon en las universidades, nos pasaron por encima con topadoras, destruyendo parte de la obra de la fundación “Eva Perón”, nos desaparecieron a miles, nos tiraron vivxs de los vuelos de la muerte, nos violaron, nos vejaron y nos robaron a más de 300 de nuestrxs hijxs y nietxs, nos estaquearon, nos hambrearon y nos marginaron.
Está claro que nada de esto se trata de diferencias políticas. Es ODIO. PURO. CONCENTRADO. IRRACIONAL. NAUSEABUNDO. ILIMITADO. SADICO. El odio ante quienes se atreven a ponerle un freno a lxs que se creen por encima de toda ley y estado de derecho.
Desde el 16 de Septiembre de 1955, llevan adelante un plan sistemático de desmantelamiento del tejido social y de las pocas instituciones democráticas que pudimos sanear, retroceden nuestros derechos, y van reescribiendo las reglas del juego para no dejar ni un mínimo resquicio por el cual se pueda volver a colar un gobierno que ose ponerles un límite.
La estructura está clara y - en muchos casos - permanece intacta:
- La oligarquía mantiene al estado como una prolongación de sus negocios privados, estatizando sus deudas para cargarlas en las espaldas del pueblo
- El poder judicial pone el sello de "legalidad", trabando cualquier medida que incomode a lxs dueñxs y dándole vía libre a todos sus pedidos
- La institución eclesiástica los bendice en su "lucha x la preservación moral del pueblo contra el comunismo ateísta"
- Las fuerzas armadas se encargan de ahogar cualquier voz disidente
- La educación graba a fuego la historia oficial, generando futurxs ciudadanxs sumisos a la "autoridad", incapaces de cuestionar el status quo
- La Prensa difama, inculcando en el "sentido común" el odio visceral por lxs líderes y lideresas populares
Por supuesto que existen muy honrosas excepciones en cada una de estas instituciones, con referentxs que se han jugado la vida junto al pueblo. Me refiero, específicamente, a los órdenes jerárquicos que han trabajado (y muchxs aún lo siguen haciendo) como engranajes del mecanismo de nuestrxs adversarixs políticos.
Como ya sabemos, estos sucesos no son industria argentina, nuestrxs oligarcas no tienen siquiera la capacidad ni la imaginación para generar sus propios proyectos de explotación: el Plan Cóndor, la Escuela de las Américas, la Doctrina de Seguridad Nacional, todas grandes creaciones de "la mayor democracia del mundo" para su "patio trasero". La asquerosa política intervencionista Yankee hace mella en nuestra tierra gracias a cipayxs locales que nos entregan, no cuesta nada identificarlxs: cada 4 de julio lxs vemos festejar en la embajada.
El plan sistemático de exterminio que se implementó en Latinoamérica en los 70, tiene matices particularmente violentos en nuestro país, porque se encuentra con una resistencia organizada y consciente de sus derechos y su historia, dispuesta a defender con su vida el futuro por el cual militaban. Todavía permanecían bastiones de organización popular, a pesar de las dictaduras y los gobiernos títere que venían imponiéndonos desde el 55': el movimiento obrero, estudiantil, la militancia en barrios y villas.
Tuvieron que cargarse a 30mil compatriotas para poder imponer su plan económico. Porque ya a esta altura, tenemos clarísimo que la razón de tanta masacre es - siempre es - EL DINERO. La mano de obra asesina podrá realizar su labor con placer, producto del odio inoculado por sus amos para lograr su efectividad en la tarea asignada, pero las ideas - en definitiva - no les importan. Son brutxs, ignorantes, perezosxs, vagxs, repetidorxs de los discursos del imperio de turno. Esa aspiración vergonzosa que nos arrastra recurrentemente al sometimiento, a la alineación con la "potencia mundial" EEUU, un país racista, plagado de analfabetismo, deserción escolar, prostitución infantil, trata, abandono de su población vulnerable, inseguridad, violencia, armas, guerras, explotación laboral, precarización, discriminación social. Hasta hace 1 año, nos gobernaba una minoría incapaz, chocadora de calesitas, admiradora de otra minoría igualmente repugnante, estábamos en el 3er subsuelo de la decadencia humana... lo más bajo entre lo bajo...
La dictadura del 76' tiene, como único objetivo, darle el comando del ministerio de hacienda a Matinez de Hoz. Todos los horrores que venimos rememorando solo fueron "daño colateral" para alcanzar su meta. Se cierra, así, un círculo: los Matinez de Hoz vuelven a disponer del Estado como un activo más de sus negocios y los de sus socixs. Las mismas familias genocidas que concentraron las millones de hectáreas "ocupadas" y "expropiadas" (ya que están tan vigentes estos términos) a sangre y fuego. Sin eufemismos: ROBADAS Y SAQUEADAS. Esos mismos apellidos. Los de siempre. La Argentina atendida x sus dueños. Décadas de perseguirnos, encarcelarnos y fusilarnos, para retornar una vez más con el objetivo de EXTERMINARNOS, haciendo uso del aparato de nuestro propio Estado para desplegar el terror. Lxs motivan fuertes convicciones: escarmentar a la sociedad para que nunca más el peón pueda mirar a los ojos a su patrón, para que el hijo del barrendero muera barrendero, para que la señora no se cruce a su sirvienta veraneando en Mar del Plata.
Si fueron capaces de todo esto, ¿De qué podemos creer que no vayan a ser capaces ahora?
Una vez sentados en el sillón, desregularon la actividad financiera, fundieron su propia industria nacional para debilitar al movimiento obrero organizado, tomaron deuda y la fugaron (necesitaron derrocar a Perón para poder abrirle las puertas al FMI en 1956), estatizaron las deudas privadas (a manos del mismísimo Domingo Cavallo), concentraron la economía forjando grandes monopolios fijadores de precios, congelaron los salarios y aumentaron los bienes y servicios, recuperando la torta completa y dejando solo las migas para la inmensa mayoría del pueblo. Lógicamente, este modelo económico solo puede cerrar con represión –algo que volvimos a comprobar durante los gobiernos de De La Rua y Macri–.
En todo este proceso de destrucción, la Prensa hegemónica jugó un rol fundamental encubriendo las atrocidades y disfrazando el Terrorismo de Estado de "guerra contra la subversión", recibieron sus premios mal habidos: Papel Prensa (previo asesinato de su dueño, secuestro y tortura de su heredera) y hasta dos hijxs que aún hoy desconocen su verdadera identidad.
Una élite también carroñó la muerte, robando propiedades de familias asesinadas u obligadas al exilio y la clandestinidad, a eso, muchxs meritócratas lo llaman “oportunidad de negocios”.
La capacidad de destrucción fue inmensa, en todos los ámbitos de la sociedad. Finalmente, se fueron, no sin antes arrastrarnos a una guerra que marcó para siempre a una generación entera de nuestros jóvenes y nos hizo retroceder en nuestro reclamo legítimo y soberano sobre las Islas Malvinas.
El tan esperado retorno de la democracia evidenció la precariedad del poder político frente a los bastiones del poder real, las leyes de obediencia debida y punto final, la hiperinflación, los silbidos en la Sociedad Rural Argentina, la deuda impagable como una espada de Damocles, el asedio permanente... el fantasma de los cuarteles.
Con la caída del muro de Berlín, en 1989, se termina el mundo Bipolar, en el que coexistían (no sin tensiones) dos modelos politico-economicos, encarnados en las dos grandes potencias mundiales: EEUU y la Unión Soviética. Ese hecho histórico fue el símbolo del triunfo del capitalismo y su consolidación como modelo hegemónico global, ya no era necesario propugnar un capitalismo del Consumo para seducir a las poblaciones y alejarlas de la “amenaza comunista": una vez derrotado el enemigo, el capitalismo podía mostrar su verdadero rostro - que ya millones conocíamos, sobre todo en el 3er mundo -, LA ACUMULACION ABSOLUTA, como contracara del hambre y la miseria generalizados.
El turco traicionó todas las banderas del Justicialismo. Sin importar qué sello haya habido en su boleta, su gobierno NO FUE PERONISTA. Se alineó totalmente al programa de Washington y terminó de aplicar el programa económico de Martínez de Hoz con Álvaro Alsogaray: libertad absoluta para la especulación financiera, apertura de importaciones, destrucción de la poca industria nacional que había sobrevivido, desempleo creciente, enajenación del patrimonio público - privatizando todos los servicios estatales- desfinanciamiento del estado, endeudamiento insostenible. Nunca mejor dicho que en sus propias palabras: “nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del Estado”.
Paralelamente al deterioro socioeconómico, también emprendieron la demolición de las instituciones democráticas: la corte de la mayoría automática, los jueces de la servilleta (Bonadío, entre ellos), los indultos, la SIDE, la descentralización de las obligaciones del Estado Nacional (como educación, salud y seguridad social, que profundizó las desigualdades intra-pais) la carpa blanca docente, los avances contra la educación pública, la desregulación de las industrias extractivistas (con la consecuente crisis ambiental y sanitaria).
Corrupto, presidente durante los dos mayores atentados de nuestra historia, con un hijo asesinado en condiciones no esclarecidas, con vínculos espurios con el narcotráfico, la trata y todo tipo de escándalos y crímenes en "fiestas privadas", se paseaba por los medios hegemónicos como un ganador, mujeriego empedernido, modelo de masculinidad, un retrato de la DECADENCIA MORAL de la década.
El pozo en que nos sumió parecía no tener fondo: expulsó a una inmensa parte de nuestra población fuera del sistema, hacia la informalidad, la economía de subsistencia, la indignidad del desempleo, la dependencia del clientelismo, el crecimiento de la "industria de la droga" como una de las pocas “salidas" en los barrios vulnerables, la sensación de que no hay futuro, de que no hay nada que perder, de que la vida no vale,. como contracara de una clase media-alta especulativa, que dilapidaba las mieles de una convertibilidad que (aún hoy) sigue empeñando el futuro de generaciones y miraban para otro lado mientras los barrios informales crecían a un ritmo alarmante y la desnutrición se hacía cada vez más evidente entre nuestrxs chicxs.
Esa degradación económica, social y humana hizo estragos en una sociedad que no logra recuperar tanto terreno perdido en materia de derechos y empleo.
Tuvo que volar todo por los aires (previo nefasto gobierno de De La Rua - incompetente en cada cargo que ejerció -, que se fugó en helicóptero dejando 39 muertos producto de la represión, cuasi monedas, club del trueque, pobreza, hambre e inflación) para que, en semejante torbellino de incertidumbre y caos, se pudiera colar el Flaco con la Morocha y nos devolvieran parte de la dignidad perdida.
En los 12 años de gobiernos populares, se hizo muchísimo en materia de reconstrucción de un estado presente y ampliación de derechos. Pero tanto el tejido social, como el institucional, la matriz productiva y los resortes del poder público se encontraban tremendamente degradados, desvirtuados o directamente desposeídos y ese contexto es fundamental para comprender la limitación real y concreta que existe a nuestros deseos y expectativas. Reconocerla no es resignarse. Negarla solo nos va a hacer chocar otra vez contra la misma piedra. Confío en que la única manera de sortear los obstáculos que tenemos por delante es siendo plenamente conscientes del tablero en el que estamos jugando. Y no caer tampoco en la trampa de ser tan ingenuxs de creer que tenemos el poder suficiente como para patear el tablero.
Cuando empezábamos a ver un futuro prometedor, cuando nuestrxs pibxs volvían a la escuela, tenían acceso a una computadora y empezábamos a soñar con cerrar la brecha de la desigualdad, cuando nuestras provincias veían hechas realidad obras para el desarrollo local que habían sido promesa de muchxs, pero que nadie había ejecutado, cuando se ampliaron derechos que habían sido vedados durante años, cuando avanzamos en legislaciones más justas, que defendieran a lxs consumidores, que pusieran un límite a la depredación monopólica, que democratizaran el acceso a la difusión de todas las voces, cuando nuestrxs chicxs empezaron a soñar con ser como San Martín y Juana Azurduy, cuando nuestrxs viejxs podían vivir con dignidad, con la cobertura previsional universal y los servicios de salud totalmente gratuitos, cuando creíamos que habíamos podido torcer el curso de esta cruel e injusta historia que hoy estamos rememorando, el poder real, que nunca duerme, horadando la piedra con su goteo constante, extendiendo sus tentáculos hacia todos los formatos y las herramientas que le abrieron las nuevas tecnologías, la publicidad segmentada, el uso de la big data, el espionaje puro y duro, nos dio un golpe casi mortal y nosotrxs, lxs militantes populares, vimos llegar al gobierno, POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA, al más rancio representante de las minorías a través de elecciones libres, universales y democráticas.
Llegaron, y no perdieron ni un minuto: el Decreto Número 1 fue la derogación de la Ley de Medios de Comunicación Audiovisual, por si todavía quedaba alguna duda de a quién los puso ahí y para qué.
En 4 años, fueron desmantelando los avances fruto de 12 años de esfuerzo de un pueblo junto a sus representantes e incluso profundizaron el desguace institucional, porque ellxs no pierden tiempo debatiendo hacia donde ir, quién se candidatea, qué diferencias tienen, qué piensan, actúan corporativamente porque tienen claro que cualquier matiz es intrascendente frente al objetivo común de mantener el poder concentrado en pocas manos y cada vez acumularlo más. Cualquier diferencia, la saldan hacia adentro y siempre avanzan. Siempre ganan terreno. Cada vez que acceden al gobierno, hieren un poco más al estado, dejando tierra arrasada para que, si alguna vez retorna un gobierno Popular, tenga cada vez menos herramientas para poder hacer una diferencia de fondo. Ese Estado bobo, ciego, como maquinaria que solo reproduce una y otra vez el mismo sistema hegemónico es su principal obra maestra. Lo despojan de toda herramienta: desarticulando y desfinanciando programas, descentralizando políticas públicas estratégicas, privatizando áreas fundamentales, otorgando concesiones eternas, endeudándonos a límites insostenibles que comprometan el patrimonio público, destruyendo el tejido social y productivo y, como salvaguarda final, garantizando que el poder judicial falle a su favor, si todas las demás precauciones no fueran suficientes para frenar a una voluntad popular que prevalece.
Por eso, vuelvo al inicio: si no logramos una mayoría parlamentaria en las elecciones de medio término para poder legislar y desarticular un poder judicial corrupto y corporativo, no vamos a poder destrabar ninguna de las cuestiones que le interesan a la ciudadanía. Y, lo que es más, si este proceso popular se trunca y retornan con su proyecto de destrucción, no les va a llevar mucho hacernos retroceder al casillero cero nuevamente: ese centenario de festejo para unos pocos y hambre para muchxs, del que hablaba al comienzo.
Habremos perdido más de 100 años de lucha, sufrimiento y miles de compañeros y compañeras que ya no están.
Así que, cuando tengamos "matices", nos invito a reflexionar sobre todo este camino de luchas populares que – a muy resumidas cuentas – fuimos transitando en estas líneas. Hoy somos un eslabón de esta cadena de resistencia. Por favor, no seamos el que se rompa y deje que se hundan tantas voluntades que se han jugado todo para que hoy estemos acá.