Por Joaquín Ramirez, publicado en mensuario MI BELGRANO, edición MARZO 2020

 

En estos párrafos quisiera brevemente desglosar algunas de las acciones tomadas por Rodríguez Larreta y sus ministros luego de 4 años de administración del ejecutivo de la ciudad de Buenos Aires. Si comenzamos por el ámbito educativo, solo por nombrar un ítem, podemos pensar la cuestión de las vacantes. Desde el Gobierno de la Ciudad se diseñó un método de inscripción online que aún a 6 años de implementación, continua teniendo fallas en el sistema. Las dificultades burocráticas, la falta de conectividad en las escuelas, la falta de un criterio lógico sobre la asignación de las vacantes y sobre todo la falta de establecimientos físicos, dan como resultado de esta negligencia, 22 mil vacantes faltantes entre jardín, primaria y secundaria en la ciudad de Buenos Aires.

 

En el 2019 se cumplieron 12 años que el PRO gobierna la ciudad, desde el 2007, se privatizaron, concesionaron, 473 hectáreas, el equivalente a 236 Plazas de Mayo, la mitad de estas enajenaciones se produjeron en el gobierno de Larreta, por lo tanto Horacio duplicó en velocidad y capacidad de daño a la administración de Macri, quien tardó 8 años en realizar esta tragedia. ¿El resultado? Los grandes inversores inmobiliarios son los nuevos dueños de las joyas de la abuela. Por otro lado en abril del año pasado se realizó el segundo censo de personas en situación de calle y los datos son alarmantes. Se registraron 7251 personas en situación de calle de las cuales 5412 duermen en la intemperie en la ciudad más rica del país. Y es ahí donde podemos pensar si la teoría del derrame verdaderamente funciona o es solo una expresión de deseo de adultos inocentes o perversos; si el dinero y el doble apellido hacen mejores personas; y que si el Estado se retira deja a ciudadanos voluntarios, solidarios, con una tarea que le es propia a la administración del mismo. Por lo pronto creo que el gobierno y la ejecución de las políticas públicas son una actividad y un trabajo a ser tomado con muchísima responsabilidad dado que de eso depende, en gran medida, la organización social, política y el buen funcionamiento de nuestra sociedad. Es el ejecutivo de la ciudad quien debe resolver esta problemática y este sufrimiento, siempre en favor de la vida. Asimismo, no dejaremos de luchar por nuestro centro recreativo, el Manuel Belgrano, aquel que tenía 66 años al momento de su destrucción. Como olvidar que fue el partido político gobernante el que nos intentaba seducir con la idea de “dialogo”. Como olvidar el día que las topadoras volvieron al Bajo Belgrano. La idea de diálogo es antítesis de los decretos en principio, la comunidad de la 13 creerá que nos convocaron para hablar o para consensuar. No, aun estamos esperanzados que eso suceda, el diálogo y el consenso son la prevención al conflicto. Sin dudas los porteños debemos participar y reflexionar sobre qué ciudad queremos para el futuro, canalizando las pasiones en resultantes racionales y que se orienten a mejorar siempre el bien común, por las generaciones actuales y por las que vendrán.