Por Lic. Irene Bompas y Lic. Alejandro Quiroga
“A diferencia de la concepción neoliberal, la del pensamiento único, la economía social, popular y solidariano esun mecanismo ciego, autorregulado que se nos impone como un orden natural, sino laorganización que se da políticamente una sociedad para desarrollar los procesos deproducción, distribución, circulación y consumo. Si es una sociedad racional, lo hará de modode garantizar las mejores condiciones de vida para todas y todos, en relación restitutiva conla naturaleza. Es una concepción, necesariamente ética, de una economía para la vida, para lainclusión con dignidad.”
José Luis Coraggio
Hay un consenso más o menos generalizado sobre de qué hablamos cuando hablamos de ESPyS. Esto es, se la puede entender como el conjunto de las actividades económicas y prácticas sociales desarrolladas por medio del uso de la propia fuerza de trabajo y los recursos disponibles para la satisfacción de necesidades materiales e inmateriales con miras a la reproducción social. Pueden situarse tanto en la ciudad como en el campo. En resumidas cuentas, son las estrategias desplegadas por hombres y mujeres desplazados del mercado laboral y/o en situación de pobreza, que les permiten generar ingresos, inventando una economía alternativa a la corporativa, basada en otros principios y valores. En este sentido, la economía popular y solidaria integra distintas dimensiones sociales, políticas, ecológicas y culturales de la vida; propone relaciones cotidianas fundamentadas en la cooperación, la solidaridad; la reciprocidad, el bien común; la autogestión hacia la sostenibilidad; la producción colectiva de conocimiento; el cuidado de los otros y otras, de lo comunitario y de la naturaleza.
Una de las características de esta economía es construir una relación donde se destaca la “preeminencia del factor trabajo por sobre el factor capital” y estar constituida por acciones de corto o mediano plazo, aunque con el avanzar de su propia organización se está planteando también operar en el largo plazo, constituyéndose en una tercera pata de una economía mixta conformada por el subsistema de economía pública estatal, el subsistema de economía privada y el subsistema de economía popular (Coraggio). En este campo de fuerzas, con diversos actores y relaciones, se definen aspectos centrales para la comercialización tales como la formación de precios o la organización de la oferta y la demanda.
La histórica alianza público-privada tiene una prevalencia en el nombre del crecimiento económico, desconociendo en gran medida la función social y económica de los sectores populares. Lamentablemente hasta el momento, el Estado reconoce solo dos de estos subsistemas económicos antes mencionados: el privado y el público estatal, porque se supone que son estos los que generan trabajo, riqueza y crecimiento económico. Este reconocimiento se concreta en un enfoque de las políticas públicas, una regulación, inversión estatal que los coloca dentro de la agenda y las cuentas nacionales.
Las cuentas nacionales constituyen un sistema integrado de cuentas macroeconómicas, que tienen como objetivo principal presentar los flujos de producción, consumo y acumulación que se dan en un país. Buscan reflejar cómo y quién produce y brindar elementos de análisis para la toma de decisiones y formulación de políticas públicas y económicas. En este sistema la economía popular no existe a pesar de los grandes aportes que se hacen desde esta a la economía nacional.
Por este motivo, el reconocimiento por parte del Estado de la economía popular, social, solidaria y autogestiva es clave. Es central comenzar a medirla, y tenerla presente en las políticas públicas y las cuentas nacionales. De esta manera, dejará de ser exclusivamente una política de asistencia, y comenzará a ser una actividad generadora de trabajo, de economía y riqueza. Esto es, como el sector productivo que realmente constituye, y en el cual intervienen cerca del 50% de las personas económicamente activas del país.
En esta perspectiva, si bien falta un marco normativo acorde para estas actividades, a fuerza de continuidad y esfuerzo de estas organizaciones sociales se vienen dando pasos importantes en esta dirección, como la ley de góndolas, los subsidios, el pasar el INAES a la órbita del Ministerio de Desarrollo Social al de Desarrollo Productivo, la constitución del Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular (RENATEP), entre otros.
Las estrategias de la ESPyS son múltiples y heterogéneas y pueden expresarse en diversas formas como: los pequeños productores rurales, microemprendedores, cuentapropistas, cooperativas de trabajo, fábricas recuperadas por sus trabajadores, pequeñas unidades productivas y desocupados en actividades “refugios”, etc.
Como se puede constatar, existe una gran diferencia entre la economía de mercado o corporativa y la ESPyS dada por el sentido de una y de otra. Mientras que en la primera el fin es el lucro y la acumulación de capital sin límites y sin consideraciones hacia el entorno, la comunidad, ni los demás productores. Además de tener como eje de acción naturalizada, la distribución de manera no equitativa de los ingresos, las relaciones de poder entre los individuos y el consumo indiscriminado. En la segunda, el sentido está puesto en la satisfacción de necesidades que hacen a la reproducción de la vida o condiciones de vida de los trabajadores, es por esto que propone modos de producción respetuosos con la naturaleza, en consonancia con la labor y la distribución equitativa, con individuos que se organizan colectivamente en pos de un bien común no sólo para sus participantes sino un bien común universal.
En base a lo descripto, la racionalidad que guía a la economía de mercado es una racionalidad instrumental medida en la eficiencia de las personas en alcanzar el lucro y maximizar las ganancias. Al tratar a las personas y a la naturaleza como objetos se deshumaniza toda relación social y se pone en riesgo la vida. Por el contrario, en el caso de la ESyS la racionalidad que guía sus estrategias es la racionalidad reproductiva.
Como señalamos, un elemento distintivo de la ESPyS es la relación de respeto por la naturaleza, y el orden, equilibrios y armonía que se propugna con ella. Es necesario cambiar prácticas para este logro, revalorizar las culturas locales y de los pueblos indígenas junto a los lazos de solidaridad e identidad que ellas portan. Para la ESPyS lo primero es la vida, y se aleja del individualismo y utilitarismo, valores propios de la economía de mercado.
Podemos establecer otra distinción en cuanto al sujeto de una economía y la otra. En la economía de mercado corporativa el sujeto son las empresas de capital. Aquí los trabajadores se objetivan como una mercancía más y su importancia es en tanto la función que ocupan en la empresa y en la división del trabajo. Por su lado, en la ESyS, los sujetos son los trabajadores asociados, autogestionados y organizados democráticamente. Se asume que existen relaciones afectivas y de compañerismo, aunque ello no descarte que existan, además, críticas o conflictos. No se pueden formar cooperativas por decreto, hay un determinado contexto, una historia particular que debe contemplarse. […] Para construir una Economía Social sí queremos afecto entre los trabajadores y también una vinculación distinta con el cliente […], se trata de una economía del afecto, de la fraternidad, no sólo de la cooperación. (Citaddini et al, 2010:116)
Una particularidad más de la ESyS es que en la unidad doméstica de producción es indisociable el momento de la producción del de la reproducción, de esta manera se necesita crédito tanto para la producción como para el consumo o para los problemas vitales. Esta falta de reconocimiento de cómo funciona la unidad doméstica lleva a que los créditos estén pensados con una lógica mercantilista y con criterios alejados de la realidad de los sectores populares. Mientras que, a su vez, si bien están considerados como la puerta de acceso al financiamiento de los pequeños productores, muchas veces promueven la competitividad de los emprendimientos al cobrar altas tasas de interés.
En la línea de Citaddini et al, 2010, se apunta a que en la ESPyS no haya interés, que la tasa de interés sea igual a cero, en consecuencia, la propuesta es la de los fondos rotatorios administrados por la comunidad y apelando a la contribución de sus miembros para mantener el poder real del mismo. Concretamente se apela a la recuperación de las cooperativas de ahorro y crédito. Experiencias de este tipo son impulsadas desde la Comisión Nacional del Microcrédito (CONAMI) dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación
Uno de los valores fuertes de la ESPyS es la solidaridad entendida como la ayuda mutua para enfrentar problemas compartidos y la participación en comunidades integradas por lazos de amistad y reciprocidad. Desde esta concepción, lejos quedan las actividades económicas del subsistema privado donde prevalece el interés individual y la competencia, además del afán de lucro.
Ello no significa que la ESPyS no deba complementarse con la economía privada y además con la estatal o pública; por eso aquí juega un papel clave la universidad con la extensión y las experiencias de incubación social, cuyo objetivo es dar impulso al desarrollo económico territorial en alianza con los movimientos sociales.En este sentido cabe destacar, las experiencias llevadas a cabo por distintas Universidades Públicas, como la Universidad de Quilmes, que fue punta de lanza en la creación de la Carrera de Economía Social, y en la generación de una potente articulación con los Movimientos Sociales del sur del Cono Urbano, desde donde se está impulsando la primera Federación de comercializadoras de la Economía Social y Popular denominada “ALTA RED”. Esta es una, entre otras muchas acciones que se desarrollan con el objetivo de fortalecer a este sector que cada día genera más respuestas para satisfacer las necesidades del campo popular
La ESPyS no puede pensarse como negación de la economía de mercado, sino como complementaria y junto a la economía estatal y pública, es “decididamente transformadora respecto de las grandes estructuras y los modos de organización y de acción que caracterizan la economía contemporánea” (Razeto, 1999). Ella busca oportunidades en el mercado, se expande y aprovecha beneficios, recursos y subsidios públicos, insertándose en experiencias de los movimientos sociales. En este punto, hay que señalar que el rol del Estado y sus políticas públicas direccionadas específicamente al sector son vitales. Hablamos de subsidios, pero tenemos que agregar apoyo logístico, asistencia técnica, acompañamiento y asesoramiento en la etapa de comercialización para el acceso a nuevos mercados en el marco de una estrategia nacional, pero sin perder de vista lo local y territorial. Estas políticas públicas deben tener como propósito la promoción del empleo, su formalización y créditos blandos para las cooperativas, entre otros.
Finalmente, resta señalar que las experiencias de la ESPyS tienen un objetivo económico definido: generar ingresos, pero en mejores condiciones que las que plantea el mercado capitalista, y como ya dijimos con el objetivo de satisfacer necesidades sociales. Así, se tiende a transitar un camino con reglas que hagan al mercado más justo, tanto para el productor como para el consumidor.
Como expresión de la ESyS podemos tomar a las cooperativas que definimos como formas organizativas de trabajo o unidades de producción mancomunado, cuyo objeto es mejorar las condiciones de trabajo y satisfacer necesidades sociales, a partir de valores y principios como la búsqueda de la libertad, la democracia en la gestión, la solidaridad, la cooperación entre cooperativas, la participación, la capacitación y educación, la autonomía, la preocupación por la comunidad, entre otros. A la vez, también encontramos las cooperativas de Consumo, donde los vecinos son los que se organizan para generar las compras a los productores de este sector en forma directa y sin intermediarios.
Una caracterización de este tipo de organizaciones asociativas no puede eludir los siguientes elementos: voluntariedad de los asociados, valorización del trabajo sobre el capital, igual distribución de los beneficios; la participación democrática, y el compromiso solidario con la comunidad. Además, a pesar de no perseguir el lucro, sí buscan beneficios económicos, por ello la necesidad de participar en los circuitos económicos y competir en el mercado, aunque también la necesidad de asociarse y complementarse, lo que las distingue por no someterse a la lógica de este. En este sentido, la participación voluntaria, se caracteriza por el llamado régimen de puertas abiertas, que permite el ingreso y egreso de sus miembros; existe en ellas un control democrático por parte de los asociados; participación económica de sus miembros; educación y capacitación cooperativa; cooperación entre cooperativas y lo inherente al séptimo principio agregado en el Congreso de Manchester, que es el de preocupación por la comunidad. (Cuesta, 2001:1)
Asimismo, el tipo de gestión y organización tiende a ser horizontal, desde “abajo”, a diferencia de los tipos de empresas capitalistas donde es verticalista y centralizada. Las cooperativas, y esto puede trasladarse al conjunto de la experiencias de la ESPyS pueden desenvolverse en el marco de “la economía social que implica el reconocimiento de la persona, de sus motivaciones y deseos como una forma de construcción política más participativa y vinculada a las demandas y necesidades locales”. (Casalis, 2007).
De esta manera, podemos señalar que este modelo alternativo que tiene su historia, pero que está en permanente construcción y movimiento apunta a ser un puente hacia el desarrollo económico local/macroregional/provincial, vinculado a las tramas locales y promoviendo producciones estratégicas de forma tal de ser referentes para el desarrollo local y regional. Pero este esquema debe estar anudado a políticas de desarrollo nacional que las contemple como sector estratégico e incluya en cadenas de valor donde puedan desplegarse. En cuanto al desarrollo local, las cooperativas y demás organizaciones asociativas pueden ser concebidas como generadoras de empleo digno (de calidad), que reivindican las mismas protecciones de los trabajadores del sector formal (seguros sociales y salud) y en ese sentido, favorecer la distribución espacial y de recursos. Además, y no menos importante, es el rol que le asignan en la ESPyS a los ámbitos de capacitación laboral y formación, valorando al sujeto como trabajador y no como simple pieza de engranaje en la producción. En la cooperativa, comparten una misma visión y la presencia de los valores del asociativismo como la revalorización del trabajo colectivo, la solidaridad y el bienestar general, sin que prime la idea de lucro.
Por último, queremos destacar la participación del Estado, tanto para el cooperativismo como para otras experiencias de la ESyS, como política pública en distintas instancias, y en particular del Estado Nacional para el financiamiento, fortalecimiento y consolidación de este tipo de políticas. Por ejemplo, a través de distintos instrumentos: partidas presupuestarias específicas, planes de vivienda, créditos, banco de tierras, fortalecimiento tanto de Unidades Productivas, como de comercializadoras del sector, generación derivado de un fondo derivado del impuesto a las grandes fortunas y actividades extractivas.
Entre las instituciones del sector público que aspiramos potencien su participación en la implementación de políticas públicas que fortalezcan al sector, podemos mencionar fundamentalmente a los Ministerios de Desarrollo Territorial y Hábitat, de Desarrollo Productivo y de Desarrollo Social, la Banca Pública, y las Universidades Públicasen tanto actores imprescindibles para el fortalecimiento, desarrollo y consolidación del sector; y que han sido tan menospreciadas por el neoliberalismo. (Macrismo).
BIBLIOGRAFÍA
CITTADINI, Roberto, CABALLERO, Luis, MORICZ, Mariana y MAINELLA Florencia (2010). "Introducción: Economía social y Agricultura Familiar. Miradas y experiencias sobre un mismo camino". En: Roberto Cittadini, Luis Caballero, Mariana Moriczy, Mainella Florencia (comps.). Economía social y agricultura familiar: hacia la construcción de nuevos paradigmas de intervención. Buenos Aires: Ediciones INTA.
CORAGGIO, José Luis. Exposición de Economía Social y Economía Popular en América Latina. “Congreso de Pensamiento Económico Latinoamericano”, Asociación del Pensamiento Latinoamericano, Buenos Aires, 25 de septiembre de 2015.
RODRIGUEZ Enriquez, Corina (2015), Economía feminista y economía del cuidado. Aportes conceptuales para el estudio de la desigualdad, Nueva Sociedad Nº 256, Buenos Aires, Argentina.
RAZETO, Luis (1999). “La economía de solidaridad: Concepto, realidad y proyecto (¿pueden juntarse la economía y la solidaridad?)”. en Revista Persona y Sociedad, Volumen XIII, Nº 2 agosto de 1999, Santiago de Chile.