Por Mariana Facio / FSOC-UBA - IIEGE
El 17 de octubre es el Día de la Lealtad porque en aquella jornada de 1945, trabajadores y trabajadoras tomaron la calle para rescatar a Juan Domingo Perón de los que lo habían traicionado.
Se movilizaron a la Plaza de Mayo con la firme convicción que debían exigir la presencia de quién pensaron como su líder político. Si hoy ese mismo espacio es el elegido naturalmente para emprender o concluir nuestras acciones de lucha, es porque uno de los legados de ese día fue empezar a sentirlo como propio.
A la Plaza de aquella jornada, donde se aunaron las convocatorias de las organizaciones sindicales con la espontaneidad de una muchedumbre evidenciada en documentos históricos, me gusta imaginarla desde los sueños de Scalabrini Ortiz. Me gusta cerrar mis ojos y encontrarme con el protagonismo conseguido por el subsuelo de la patria sublevada. Encontrarlo trastocando la quietud de una ciudad indiferente a tanta necesidad.
Si bien la pluma exquisita de uno de los intelectuales más relevantes del pensamiento nacional no da cuenta de las muchas mujeres que se sumaron a la movilización de ese día, por su uso del genérico masculino que trasluce las relaciones de género de la época, ellas estuvieron ahí. En aquel momento se descubrieron militantes de lo que empezaba a ser un proyecto de país que desconocían, signado por el lema de la justicia social.
Fueron las mismas que se comprometerán con la tarea de Eva Perón. Laburantas que aceptarán ser coronadas como Reinas del Trabajo porque aprenderán del peronismo a no sentir vergüenza de estar en los frigoríficos, en los talleres metalúrgicos o en las oficinas de las empresas nacionales de servicios.
Ellas serán las que vivenciarán el trabajo como una tarea digna a partir de la adquisición de derechos sociales y laborales gestado por un movimiento nacional y popular que pensó en incluirlas. Pensó en promulgar la igualdad de los derechos políticos entre varones y mujeres para que, finalmente, pudieran votar y ser elegidas.
A la Plaza del 17 de octubre de 1945 que dio nacimiento al peronismo hay que pensarla con ellas, para trazar una historia de lucha que sustente el lema de muchas militantes sindicales y políticas de hoy: es con nosotras.