Por Alejandro Goldín
El desafío enorme en esta coyuntura dramática y horrible es encontrar el camino que sea equidistante del voluntarismo vanguardista que nos conduce al suicidio y del posibilismo de la resignación que nos lleva lenta pero inexorablemente a la derrota. Las condiciones objetivas son que Mauricio Macri dejó un país con el 40% de pobres, quebrado e hipotecado y que a los dos meses de asumir el Frente de Todos comenzó la pandemia.
Las condiciones subjetivas son que a pesar de que Macri dejó a nuestro país con el 40% de pobres, quebrado e hipotecado, en las elecciones presidenciales del 2019 obtuvo el 40% de los votos y que en las legislativas de hace unos pocos meses su fuerza política triunfó consiguiendo ese mismo porcentaje de apoyo.
Desde las redes sociales y algunos pocos medios de comunicación, se le reclama al Gobierno la implementación de medidas que no se pueden llevar a cabo y eso sólo genera mal humor y enojo en una buena parte del electorado de la coalición gubernamental.
La Reforma Tributaria y la transformación del Sistema de Administración de Justicia son imprescindibles pero imposibles con esta composición del Congreso. Para lo primero es necesaria una mayoría parlamentaria simple y para lo segundo mayoría calificada del Congreso y del Consejo de la Magistratura. Además, tanto en cuestiones penales como tributarias según nuestra Constitución no se puede legislar por Decreto.
Es cierto que la voluntad y el coraje político son imprescindibles, pero resultan insuficientes para transformar esta realidad dramática y horrible. Es preciso construir otra correlación de fuerzas institucional, política y cultural para dar esas grandes peleas. En el mientras tanto hay que elegir bien qué batallas dar, teniendo en cuenta que NO "jugamos" solos, el enemigo también"juega". Y lo hace de manera, brutal, descarnada, cruel e inescrupulosa. Para el enemigo todo es mucho más fácil porque, aunque seamos Gobierno, seguimos siendo contra hegemónicos porque el Poder político, el Poder del Estado es solo una parte del Poder, muchísimo menor que el de las corporaciones económicas, mediáticas y judiciales que constituyen el Poder fáctico real que dispone del dinero, de los medios de producción y que además cuentan con las Fuerzas Armadas y de Seguridad de su lado.
Por eso, antes de avanzar es necesario pensar en todas las posibles respuestas del enemigo, exactamente como en una partida de ajedrez. Cuando uno mueve una pieza—especialmente un peón—deja escaques sin proteger. Y al mismo tiempo que uno inicia un avance, asumiendo riesgos y generando debilidades en su posición, se expone al contraataque.
Por eso, es importante analizar bien la posición antes de iniciar un ataque y asumir la menor cantidad de riesgos posibles, intentando minimizar la exposición al contragolpe. Un ejemplo de ello fue el “affaire” Vicentin, en el que luego de que esa iniciativa fuera frustrada, el balance de la derrota fue absolutamente dispar. El error del Gobierno no fue retroceder, se retrocedió porque NO quedó otra; porque un simple juez provincial falló en contra de la intervención. Sí, falló en contra hasta de la intervención, que era la medida previa a la estatización. El error fue haber avanzado sin siquiera contemplar esa posibilidad y sin haber acordado la medida con el gobernador de Santa Fe, un personaje muy distante del Gobierno Nacional que cada día que transcurre mira con mejores ojos al “cordobesismo” de Schiaretti. Más grave aún, como evidencia del limitado poder del Ejecutivo Nacional, fue cuando un decreto presidencial que legislaba sobre medidas de salud pública y cuidados ante la pandemia fue volteado por tres jueces de la Ciudad de Buenos Aires.
La experiencia reciente sobre cómo actuó Estados Unidos para dañar seriamente al proceso revolucionario de Venezuela, es un ejemplo para tener en cuenta y analizar el poder del enemigo, para no subestimarlo y nunca olvidar que también mueve sus piezas.
En el año 2014 Estados Unidos pactó con países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) la baja del barril de petróleo de 110 a 30 dólares para perjudicar a Rusia, a la República Islámica de Irán y muy especialmente a la República Bolivariana de Venezuela, cuya economía depende casi completamente de la exportación de hidrocarburos.
El impacto fue muy fuerte. Afectó de manera brutal en las condiciones de vida del pueblo venezolano, pero no obstante Estados Unidos continuó su contragolpe bloqueando a Venezuela. Como consecuencia de ellos más de seis millones de venezolanos emigraron y no precisamente a Miami o Madrid, una parte importante lo hizo a Colombia, Perú, Chile y Argentina.
En esta coyuntura es imposible patear el tablero, porque la corrida cambiaria y bancaria y la híperinflación serían la consecuencia inmediata que terminaría con nuestro Gobierno. Exactamente esto mismo dijo el ex - vicepresidente y ex - ministro de Economía, Amado Boudou, en la emisión de “Canibales” del domingo 13 de febrero.
Y el FMI lo sabía y lo sabe, por eso negociar desde esa debilidad hacía todo cuesta arriba y por eso se demoró más de dos años en llegar a un principio de entendimiento. A pesar de ello el acuerdo no es horrible, es malo. Y un acuerdo malo es lo mejor que se puede obtener del Fondo porque todo acuerdo con el FMI implica monitoreo trimestral y pérdida de autonomía y soberanía. El Gobierno consiguió tiempo. Logró que la reducción de déficit sea más gradual, que no se reduzca la inversión en obra pública (por el contrario, aumentará) y que recién en el año 2025 comience el pago con reservas propias.
No tengo idea de cómo haremos para pagar los vencimientos del 2025 ni si el FdT seguirá siendo Gobierno. Hoy para Argentina tres años es un largo plazo y como decía Keynes “a largo plazo todos estaremos muertos”. Pienso que, si durante estos próximos dos años que nos quedan como Gobierno, antes de las elecciones presidenciales, seguimos creciendo, la recaudación aumentará y el déficit podrá reducirse sin ajustar. Pienso que si concretamos tres años consecutivos de crecimiento, eso impactará en la mejora de las condiciones de vida de nuestro Pueblo y, que si nos permite llenar la heladera tendremos mayores posibilidades de que el próximo presidente o presidenta sea del FdT para evitar que la mafia macrista vuelva a apoderarse del Estado para hacer sus negocios y espiar, perseguir y encarcelar opositores. Creo que no hay margen para la épica, que lo mejor que nos puede ocurrir es que estos próximos 19 meses previos a las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO) sean grises y aburridos porque de lo contrario serán trágicos.