Elaborado por el Colectivo Marambio
La coyuntura parece desarrollarse al compás del avance del proceso de vacunación que permite atisbar la luz al final del túnel (perdón por parafrasear a la inefable Michetti, pero la metáfora aplica y es una pena no utilizarla) y por la proximidad no disimulable de un proceso electoral que la oposición plantea como dramático al tiempo que pretende recuperar algún resto de su filiación democrática marginando de las listas o llevando hasta el fondo de las mismas a aquellos que les sirvieron para boicotear en forma salvaje, criminal, cada una de las políticas de cuidado frente a la pandemia, de recuperación económica o redistribución a favor de los sectores populares frente a la crisis que ellos mismos generaron y dejaron al retirarse del gobierno.
El parece del párrafo anterior lo usamos porque, por suerte, hay argentinos que pueden cambiar el color de la realidad de monocromático a policromático nada más o nada menos que:
· pateando una pelota con la habilidad no terrenal con la que Messi fue dotado y regalándole al país futbolero (casi todo) un título después de 28 años
· denunciando el funcionamiento de la maquinaria nefasta con la que el poder real en sus expresiones judiciales, políticas y económicas intenta cagarle la vida a los sectores populares y sus representantes genuinos, de la mano de la intervención de Cristina en la audiencia pública por la “denuncia del fiscal Nisman”. Nos informó, nos indignó, nos hizo pensar, nos emocionó y volvió a emocionarnos con una nueva intervención brillante que seguramente, con el correr de los años, mutará en texto de consulta para que las generaciones futuras puedan entender cómo funcionaba la democracia en aquel periodo histórico en el que nuevamente el peronismo, de la mano de otra lideresa indoblegable, cuestionaba un status-quo implantado a sangre y fuego por el golpe de 1976, que se prolongó hasta iniciado el siglo XXI y que el macrismo pretendió reimponer entre 2015 y 2019.
Decía Eduardo Aliverti en una nota en Página 12, cuando Cristina planteo la necesidad de avanzar hacia un sistema de salud integrado, que su aparición “los perturba, enloquece, desvía, les hace perder la brújula…”. Su intervención del viernes 16/07 en la audiencia frente a la Cámara de Casación y las reacciones posteriores de propios y ajenos, ratifica con creces ésta afirmación.
La pandemia, la vacunación, la esperanza
La pandemia continúa, transcurre fortaleciéndose y debilitándose al ritmo de “olas” de contagio que no se deben naturalizar: cada pico de la onda representada entre ejes cartesianos representa vidas perdidas que engrosan el dramático número de víctimas. Aunque los contagios han bajado y las muertes diarias también y es posible que desciendan más a medida que avance el plan de vacunación, hemos superado la terrible cifra de cien mil muertos acumulados: es claro que no podemos decir que el desempeño del país frente al flagelo del virus haya sido exitoso. En el terreno de las comparaciones no fuimos los mejores pero lejos estamos de haber sido los peores y lo que debe quedarnos y quedar claro es:
· que espacio político se colocó del lado de la defensa de la vida sosteniendo medidas de cuidado necesarias pero que por sus características profundizaron la crisis económico/social heredada del macrismo; y cuál del lado de hacer uso oportunista de la muerte fomentando marchas anticuarentena, aperturas indiscriminadas, presencialidad escolar no cuidada en el pico de los contagios y sustentando el discurso de los antivacunas asimilando las vacunas a veneno
· que espacio político apunto a la recuperación del sistema de salud generando en tiempo record las condiciones para que todos los enfermos que lo necesitarán pudieran recibir atención médica de calidad y acceder a un respirador o una cama en terapia intensiva y cual apostó a debilitar el sistema de salud, degradando el Ministerio a Secretaría cuando fue gobierno y al desborde de las terapias en los momentos de pico de contagios para lucrar con la tragedia
· que espacio político extremó los esfuerzos para conseguir los millones de vacunas necesarias para superar la crisis, accionando en forma pragmática y alejada de prejuicios y sectarismo tal como el contexto lo exigía y cual primero tildo a las vacunas de veneno, después vociferó porque el veneno no llegaba en cantidades suficientes y finalmente hizo lobby descarado a favor de un laboratorio norteamericano –para, sin ponerse colorados, una vez alcanzado un acuerdo con ese mismo laboratorio criticarlo en forma inmediata-
El posicionamiento frente a la pandemia del gobierno popular y de la oposición de derecha explicita quienes hacen de la solidaridad un valor y quienes de la crueldad una herramienta. El periodo pandémico no viene más que a corroborar lo que la historia se empeña en remarcarnos y la desmemoria en ocultar, en el sentido de que son los perpetradores de golpes de estado, fusilamientos, bombardeos, represión, desaparecidos y políticas económicas neoliberales los que ahora tildan al COVID de “gripecita que no debe sacarnos el sueño”. Con las más de cien mil víctimas sólo parecen empatizar en función de utilizarlas como activo político: festejan en secreto –y a veces no tanto- el crecimiento de los contagios y fallecidos, encienden velas a la muerte porque cínicamente piensan que esto favorece sus posibilidades electorales.
El gobierno tiene por el manejo de la pandemia y el éxito de la campaña de vacunación, acumulado un capital político por mérito propio que posiblemente se expresará en beneficios electorales. Sustentado en la correcta gestión de los funcionarios del Ministerio de Salud nacional y del gobierno de la provincia de Buenos Aires y más allá de los errores que existieron -como el errático manejo de las medidas de aislamiento y distanciamiento social o el mini-escándalo por lo vacunados “acomodados” entre otros-, parece que cada vez queda más claro quienes gestionaron enfocados en salvar vidas y quienes accionaron en función de lucrar con la muerte. Hasta hace un par de meses era utópico pensar un escenario de inoculación masiva que permitiera palpar la posibilidad de superar la crisis sanitaria: esa posibilidad remota mutó en realidad manifestándose a diario en la alegría de los vacunados y en la esperanza de los que esperan turno animados por la inminencia de su inmunización.
Inflación, precio de alimentos, paritarias
Ahora el planeta se ha sumergido en una incertidumbre de destino. Las élites dominantes divergen sobre cómo salir del atolladero económico y medioambiental que han provocado, los pobres ya no se culpabilizan de su pobreza, la utopía neoliberal se desvanece y los sacerdotes del libre mercado ya no tienen a sus pies a feligreses a quienes embaucar con redenciones futuras a cambio de complacencias actuales.
Alvaro García Linera
Éste escenario favorable será condición necesaria pero no suficiente para ganar las elecciones de medio término ampliando la representación parlamentaria, condición que de darse debería permitir afrontar con mayor fortaleza y legitimidad política algunos de los cambios estructurales que se vienen demorando por la magnitud de la crisis heredada, la pandemia, la desfavorable correlación de fuerzas y también por la innegable falta en algunos casos de iniciativa política y en otros de audacia política del gobierno popular.
Las favorables expectativas electorales sostenidas por los avances de la campaña de vacunación encuentran un freno en los aumentos de precios –en particular de los alimentos-. Puede que la macroeconomía se encuentre más “ordenada” comparada con el caos de casi todo el gobierno macrista, sin embargo la micro sigue siendo una cuenta pendiente del gobierno popular: los trabajadores en blanco, los jubilados, los beneficiarios de planes sociales y los que sobreviven gracias a changas ven como merma el poder adquisitivo de sus ingresos merced a la alta inflación que ha actuado muy claramente como mecanismo de distribución regresiva del ingreso hacia los sectores concentrados. Los aumentos paritarios, por movilidad jubilatoria y de los beneficios sociales universales han ido a parar en poco tiempo a la caja de las grandes empresas, en particular de las productoras y comercializadoras de alimentos, que incrementaron sus márgenes de ganancias vía aumentos e inflación en lugar de hacerlo vía volumen, incrementando la producción y generando empleo.
Una vez que la angustia ceda lugar a la esperanza al recuperar un escenario de relativa normalidad habiendo pasado lo peor de la pandemia, el encarecimiento progresivo de la canasta básica, la imposibilidad de parar la olla, la desocupación, el deterioro de las condiciones materiales de vida volverán a ocupar el primer lugar de las preocupaciones de los y las compatriotas. Es necesario poner plata en el bolsillo de los sectores populares y simultáneamente evitar que éste excedente sea apropiado por monopolios y oligopolios generadores de precios vía inflación, avanzando en un verdadero proceso de redistribución de la riqueza que nos permita superar ésta etapa “transicionalmente” asistencialista que ha durado ya la mitad del mandato de Alberto.
Disputa de la calle, las batallas que se vienen
Se trata de un caos creador que erosiona las viejas tolerancias morales entre los de “arriba” y los de “abajo” y que, con ello, empuja al consenso neoliberal que agrupó a la sociedad a replegarse. La calle y el voto, ya no los medios de comunicación ni los gobiernos, son ahora los espacios de la gramática donde se escribirá el nuevo estado de animo popular. La democracia se revitaliza desde abajo, pero paradójicamente por ello, se ha convertido en un medio peligroso para los ideólogos neoliberales que fueron demócratas en tanto el voto no pusiera en riesgo el consenso privatizador y de libre mercado. Pero, ahora que la calle y el voto impugnan la validez de este único destino, la democracia se presenta como un estorbo y hasta un peligro para la vigencia del neoliberalismo crepuscular.
Alvaro Garcia Linera
La derecha, más precisamente sus sectores más recalcitrantes, se plantea disputar la calle con el gobierno y los sectores populares. Su presencia callejera, aunque la mayor parte de las veces sea numericamente poco significativa, cuenta a su favor con la amplificación de los medios de difusión hegemónicos y con nuestra ausencia. Éste fenómeno comenzó a manifestarse en la campaña electoral posterior a las PASO en el 2019 y ha tenido continuidad hasta hoy. La concentración en San Nicolás del 9 de julio juntó en un mismo escenario a lo que podría denominarse la “vanguardia” de los sectores oligárquicos y antidemocráticos que se plantean condicionar el accionar del gobierno despreciando la voluntad popular: la Mesa de Enlace, el ala ultraderechista más desinhibida de Juntos por el Cambio, la AEA y parte de la nueva conducción de la UIA. En resumen, los que se consideran “dueños” de un país al que paradójicamente desprecian porque aparte de soja y vacas en ésta tierra también nacen y crecen personas de segunda o tercera que votan y defienden gobiernos populistas.
Debemos recuperar la calle como el lugar natural para disputar las batallas políticas que se vienen: las elecciones de medio término y la defensa de la voluntad popular expresada por medio del voto, la disputa por la distribución del ingreso, la lucha por la libertad de los presos políticos, la discusión por el futuro de la mal llamada “hidrovía” y las implicancias para la soberanía que tendrá la definición éste tema. Los condicionamientos de la pandemia como limitantes para convocar multitudes en calles y plazas fueron y son atendibles. Sin embargo deberán adoptarse formas nuevas de manifestación e interpelación a los gobiernos nacional, provinciales y municipales y a las entidades patronales y sus representaciones gremiales y políticas, mientras que progresivamente volvemos a expresarnos en calles y plazas en el marco de la superación del peor momento de la pandemia.
Si de barcos hablamos
Las declaraciones de Alberto afirmando que los argentinos provenimos de los barcos han sido cuando menos desafortunadas por ignorar nuestra matriz aborigen y latinoamericanista y obviar el mestizaje multicolor que el proceso de migraciones internas arrojó como una ola sobre la metrópoli europeísta y determinó la base estructural del peronismo. Alberto cometió un enorme error –ver nota aparte-, afortunadamente atenuado por su propio pedido de disculpas y admirables reacciones de distintos compañeros que supieron generar una atinada réplica, revalorizando el aporte a la conformación de la identidad cultural nacional de los pueblos originarios diezmados por el genocidio de Roca y secuaces para despojarlos de sus tierra y repartirlas en las familias que hoy dirigen la Sociedad Rural.
Barcos distintos son los que atraviesan el Río de la Plata, el Paraná y el Paraguay, transportando toneladas de soja, trigo y aceite, lo que nos lleva al tema de la mal llamada hidrovía. Asistimos durante los últimos meses al debate y disputa en torno del manejo de ésta y a la puesta en valor del canal Magdalena sobre la desembocadura del Río de la Plata. Un tema que pone sobre el tapete asuntos vinculados a la soberanía territorial, la soberanía económica y a las capacidades de control e imposición de normas por parte del estado nacional y los estados provinciales involucrados a los sectores ya mencionados en éste misma nota, que se sienten y piensan como dueños de la Argentina. A partir del planteo de los sectores más combativos del Frente de Todos con Taiana a la cabeza, se puso en cuestión un manejo de los ríos, puertos y aduanas consolidado durante el auge neoliberal en pleno menemato y que fomentaba el contrabando a gran escala, la destrucción de la industria naviera nacional, la trata de personas y el narcotráfico, restándole recursos millonarios al país y se propuso suplantarlo por un modelo en el cual sea el estado el encargado de manejar el tránsito por las vías navegables, la entrada y la salida de productos por puertos y aduanas y el cobro del peaje a los barcos encargados de transportar las mercaderías. A partir del planteo inicial se incorporaron al debate otros sectores internos del Frente de Todos, ministros nacionales, gobernadores provinciales, intelectuales, organizaciones sociales y ciudadanos de a pie, generándose una masa crítica que permitió obtener éxitos parciales aunque todavía no asentados: no es poco importante que sea una definición firme que será el estado quien cobrará el peaje de los barcos que circulen por los ríos recuperando un grado de control que debería eliminar o mitigar en gran medida el contrabando o que se haya decidido dragar el canal Magdalena para que las mercaderías que salen de nuestros puertos sobre los ríos Paraná y Paraguay puedan llegar al mar y dirigirse a nuestros propios puertos Patagónicos y a otros países de destino sin pasar por el puerto de Montevideo, achicando el costo de los fletes y haciendo más competitivas nuestras exportaciones. Un ejemplo hasta ahora exitoso de movilización a la medida de los tiempos pandémicos y de decisión política de los sectores que se cargaron el tema sobre los hombros, aún teniendo que disputar con los sectores menos dinámicos al interior del Frente de Todos.
Libertad a los presos políticos
Duele profundamente la existencia de los presos políticos, que a esta altura ya son presos políticos de nuestro gobierno. Duele la situación de todos, pero en el caso de Milagros además indigna el ensañamiento del señor feudal Gerardo Morales y su séquito justiciero adicto, colocado a dedo ni bien asumió, que tiene la desvergüenza de convocar a Milagro a los tribunales sin darle tiempo siquiera de entrevistarse con sus abogados en un acto deliberadamente humillante.
En este contexto y desde el primer minuto del gobierno de Alberto se le planteó, desde diferentes sectores, que la libertad de los presos políticos no se podía dejar en manos de esta “justicia” corrupta e “injusta” que difícilmente podía “auto-depurarse” (asociada a múltiples casos al lawfare, que Cristina denuncia en cuanta oportunidad tiene).
Pero lamentablemente no se exploraron otros caminos: en el caso de Jujuy después de haber ampliado Morales los miembros del Superior Tribunal de Justicia de cinco a nueve, de haber asumido en los nuevos cargos dos diputados radicales que habían votado anteriormente la ampliación del tribunal, de que uno de ellos –Pablo Baca- haya admitido que Milagros estaba presa por designio y decisión de Morales, porque con Milagros en libertad “le hubiese sido difícil gobernar la provincia” y de que el mismo Baca desempeñándose como presidente del Superior Tribunal haya sido acusado de abuso sexual y tenido que renunciar, parece que la independencia del poder judicial provincial con respecto al poder ejecutivo está altamente cuestionada y ameritaba haber explorado la posibilidad de intervención del mismo.
Más allá de los instrumentos a considerar, entre los cuales no es posible descartar el indulto, el tema de la libertad de los presos políticos debe ser incorporado a la agenda a desarrollar por el gobierno y el reclamo debe ser propalado por el presidente, sus ministros, secretarios de estado, senadores, diputados, organizaciones sindicales y sociales y por el conjunto de la militancia. Cristina ha dado pasos gigantes en la dirección plantear que las causas impulsadas por el macrismo para perseguir a sus opositores políticos constituyen un atentado contra la democracia y un pisoteo infame a las instituciones y la república que con cinismo Pro y radicales dicen defender: debemos generalizar la denuncia y masificar el reclamo incorporando la libertad de los compañeros como eje central articulador.