Por Alejandro Goldín
La derecha se abraza a la pandemia y apuesta al caos y a la muerte para erosionar al Gobierno
Tanto la oposición partidaria como la comunicacional mienten y omiten, primero minimizando al Covid19 y boicoteando las medidas sanitarias, después denunciando la vacuna Sputnik V y ahora cuestionando la campaña de vacunación. El eterno enamoramiento del “modelo chileno”.
Chile, Uruguay y Gran Bretaña suspendieron las clases presenciales en mayor o menor medida desde fin de febrero o comienzo de marzo de 2021, mientras que en Argentina seguían vigentes en todo el país. El 19 de abril la Provincia de Buenos Aires adoptó la modalidad virtual. En varias regiones de Chile se implementó el toque de queda y durante los fin de semana, entre los viernes a las 18 y los lunes a las 6, el confinamiento total. En Gran Bretaña también fueron tomadas medidas de restricción de la circulación pero NO tan drásticas.
El 26 de febrero Chile tenía al 16.56% de su población vacunada (con una o dos dosis), Gran Bretaña al 27.79%, Argentina al 1.72% y Uruguay aún no había comenzado la campaña de inmunización.
El 13 de mayo Chile ya había vacunado (aunque sea con una dosis) al 82.68% de su población, Gran Bretaña al 78.86%, Argentina al 20.35% y Uruguay al 37.05%.
Desde el 26 de febrero hasta el 13 de mayo en Chile murieron por Covid19 7.074 personas (372 muertos por cada millón de habitantes), en Gran Bretaña 5.570 (83 muertos por cada millón), en Argentina 17.012 (378 muertos por cada millón) y en Uruguay 2.717 (799 muertos por cada millón).
En Chile y Uruguay mayoritariamente se vacunó con Sinovac, en Gran Bretaña con Astrazeneca y en Argentina con Sputnik V. Chile avanzó muy rápidamente en su campaña de vacunación y tiene mayor porcentaje de su población con una sola dosis(alrededor del 80%) que Gran Bretaña. Uruguay, que prácticamente no había sufrido la primera ola, comenzó más tarde su vacunación pero al ser un país que tiene muy pocos habitantes ya logró tener a casi el 40% de sus habitantes con al menos una dosis recibida. Gran Bretaña padeció mucho la primera ola y también la segunda, siendo uno de los países con mayor cantidad de muertes por millón de habitantes pero en uno de sus peores momentos, su Gobierno, su Primer Ministro, que había sido negacionista como Trump y Bolsonaro, tomó medidas severas de restricción de la circulación y consiguió una cantidad impresionante de vacunas Astrazeneca, laboratorio asociado con la Universidad de Oxford en la producción de la vacuna contra el Covid19. Hoy Gran Bretaña tiene alrededor del 75% de sus habitantes vacunados con la primera dosis. Argentina hizo una apuesta muy fuerte a la producción de la vacuna de Astrazeneca en nuestro país y también a la vacuna del laboratorio estatal ruso Gamaleya, Sputnik V. Por diversos problemas exógenos la llegada de vacunas no fue tan rápida como estaba prevista, pero no es un caso único ni especial, sino que todos los laboratorios incumplieron con sus contratos con casi todos los países del mundo. Un buen ejemplo de ello es que la Unión Europea le inició juicio a Astrazeneca por ese motivo. Sin embargo Argentina está entre los veinte países que más cantidad de vacunas consiguió y que mayor porcentaje de población tiene una primera dosis. Una sola dosis de Sputnik V o de Astrazeneca o de Sinopharm tiene una eficacia superior al 65%, mayor a la que brinda la Sinovac después de dos o tres semanas de la segunda. Y ese es el tema que omiten los detractores de la política sanitaria y de la campaña de vacunación del Gobierno Nacional. No es un detalle menor sino todo lo contrario. La derecha local sigue utilizando como ejemplo el modelo chileno, tanto en economía como en salud, pese a que Piñera cuenta con menos del 10% de aprobación y que reprimió cruelmente las manifestaciones sociales que fueron aplacadas por el Covid19 pero con la promesa arrancada por el Pueblo del referendum para reformar la Constitución y luego la elección de convencionales constituyentes en que el NeoPinochetismo obtuvo solo el 21% de los sufragios en la que fue su peor performance de su triste y trágica historia. Pese a eso la derecha local sigue insistiendo en los ejemplos del modelo chileno, al que también le sumaron hace unos años el colombiano(pareciera que “nuestra” derecha fuera mufa o tuviera poco olfato) y recientemente el uruguayo. La campaña de vacunación no es el único parámetro para analizar la eficacia de una vacuna u otra, pero teniendo en cuenta que durante el año 2021 Chile tomó medidas restrictivas mucho más severas que Argentina y similares o apenas un poco más flexibles que las de Gran Bretaña, la comparación de muertes cada millón de habitantes como consecuencia del Covid19 ocurridas entre el 26 de febrero y el 13 de mayo de 2021 y el porcentaje de población vacunada en ese mismo lapso nos permite al menos confirmar que si bien todas las vacunas contra el Covid19 son BUENAS (todas tienen más del 50% de eficacia después de la segunda dosis, igual o superior a la que tiene la vacuna anti gripal según el año y la cepa), NO son todas iguales. Hay buenas vacunas, muy buenas y excelentes. Y no fue magia ni casualidad que nuestro Gobierno haya conseguido vacunas excelentes y muy buenas como la Sputnik V, que ya comenzó a producir acá el laboratorio nacional Richmond, y la Astrazeneca (también producida en Argentina por el laboratorio nacional Mabxience) y la Sinopharm(ya hay conversaciones para producirla también acá). La apuesta desde siempre por parte de nuestra Vicepresidenta Cristina a la política internacional multilateral, profundizada con Rusia en su momento por el entonces embajador en Moscú, Pablo Tetamantti y retomada en esta coyuntura por ambos, por el Presidente Alberto Fernández y también por el Gobernador Axel Kicillof, la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizotti y el ministro y el viceministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Gollan y Nicolás Kreplak.
A nuestro país ya llegaron casi 13 millones de dosis y antes de fin de mayo llegarán casi 6 millones más. Durante junio y julio tendremos disponibles, entre las producidas acá y las importadas, alrededor de 10 millones de vacunas más. La obtención de vacunas parece haberse destrabado y el objetivo del Gobierno Nacional es que a fin de junio ya estén vacunadas al menos con una sola dosis todas las personas mayores de 60 años y de entre 18 y 59 con comorbilidades que implican más del 80% de las muertes por Covid19. En Argentina no solo se producen vacunas para nuestro país sino también para toda América Latina excepto Brasil y el proyecto conjunto entre el laboratorio Richmond y el ruso Gamaleya es que el año que viene la empresa de capitales nacionales produzca 500 millones de dosis. Además continúan las conversaciones con Cuba por la adquisición y producción de la vacuna Soberana 2 y también con el Estado de Israel por su BriLife.
Los países más ricos del Mundo, varios de ellos productores de vacunas, se quedaron con la mayor cantidad de este bien escaso, muy escaso, preciado y necesario en esta coyuntura dramática en que el Covid19 sigue provocando cientos de miles de muertes y que no existe un tratamiento eficaz contra ese virus. En este contexto prima la competencia, el sálvese quién pueda y el darwinismo social. Y también el espíritu de lucro y de maximizar la tasa de ganancia de algunos pocos laboratorios privados que se resisten a liberar las patentes y a transferir la tecnología para producirla pese a que fueron subsidiados por Estados (EEUU y la Unión Europea) para llevar adelante las investigaciones que culminaron con los exitosos desarrollos de las vacunas. Y pese a que durante los próximos meses la demanda será mucho mayor que la demanda, la guerra comercial y geopolítica ya comenzó. Los políticos, oligopolios mediáticos y comunicadores que hacen loby por Pfizer sin ningún disimulo son un verdadero ejército dispuesto a asesinar la verdad, a inmolarse por un puñado de dólares con el objetivo de posicionar a su vacuna y también erosionar al Gobierno Nacional. Pero NO solo se da en Argentina, sino que en Europa al mismo tiempo que suspenden o directamente prohíben la aplicación de la Astrazeneca, primero a mayores de 60 y ahora a menores de 50 años, supuestamente como consecuencia de algunas decenas de casos de trombosis (solo 4 por cada millón de vacunados) denuncian al laboratorio asociado a la Universidad de Oxford por el incumplimiento del contrato por las demoras en las entregas. Los casos de trombosis vinculados a la Astrazeneca aparecen en las portadas de los diarios mientras que los de Pfizer en la página sesenta y nueve. Lo mismo ocurrió antes con la Sputnik V que fue (y todavía es) demonizada, antes porque su fase 3 no había sido publicada en la revista científica internacional The Lancet ni ninguna similar y ahora porque aún no fue autorizada por la FDA y la EMA (la “ANMAT” de los Estados Unidos y de la Unión Eurpea). La disputa no es por el presente sino por el futuro, porque este virus vino para quedarse y las campañas de vacunación seguramente serán anuales y Pfizer tiene el objetivo de desprestigiar a sus competidores, especialmente a los laboratorios que consiguieron desarrollar vacunas de gran eficacia y calidad cuyo costos son muchísimo menores. La de Pfizer cuesta 20 dólares la dosis contra 10 de la Sputnik V y 4 de la Astrazeneca.
La distribución y venta de las vacunas- en estas circunstancias en que su aplicación es la diferencia entre la vida y la muerte y en que todavía su producción no alcanza para toda la humanidad y en el que hay países que vacunan a jóvenes de 20 años y otros que no tienen una sola para los grupos de máximo riesgo, mayores de 80 años, también es causante de preocupaciones geopolíticas para los Estados Unidos, que observa cómo Rusia y China establecen importantes y estrechos vínculos comerciales (en principio) con muchas naciones de América Latina, incluso con países con gobiernos de Derecha aliados al IMPERIO y en los que el peso de La EMBAJADA es muy fuerte. Desde hace algunas semanas Biden amaga con entregar aproximadamente 80 millones de vacunas entre lo que considera desde la doctrina Monroe como su “Patio trasero” con el objetivo de contrapesar la influencia rusa y china pero hasta hoy no se ha concretado y habrá que analizar cuáles son sus condicionamientos y contrapartidas.
Esta pandemia, que provoca millones de muertes y el empobrecimiento y la indigencia de una parte importante de los pueblos del tercer Mundo, al mismo tiempo que exhibe las tremendas injusticias y desigualdades de esta globalización neoliberal, nos deja algunas enseñanzas y conclusiones por sacar: es imprescindible continuar con nuestra política internacional multilateral y a la unidad regional, esto último seguramente se facilitará cuando en noviembre de este año Chile tenga un Presidente de izquierda después de 48 años y más aún cuando el 1° de enero de 2023 Lula asuma la presidencia de Brasil.
La conclusión que creo posible extraer de este entrecruzamiento de datos es que El Gobierno argentino acertó en las decisiones claves con respecto a la adquisición de vacunas y que si el arribo de las mismas se retrasaron un par de meses fue por causas que exceden su responsabilidad. Y que así como es muy importante tener soberanía alimentaria e industrializar las materias primas, nuestros comoditis como la soja, el trigo, el maíz, los hidrocarburos y ahora especialmente el litio, es estratégica la inversión en biotecnología para tener medicamentos y vacunas producidas por laboratorios estatales para lograr la soberanía sanitaria.