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Por Ale Goldín

CFK pateó el tablero. Y no lo hizo con el objetivo de tener un Gabinete K o de coparlo con los suyos. En primer lugar lo hizo porque está convencida que es imprescindible un cambio en el rumbo económico desde hace meses, desde mucho antes que la derrota electoral sufrida por el FdT.

No pide "locuras", no pide romper con el FMI ni no pagar la deuda externa pero reclama más heterodoxia, más audacia y más dinero para infraestructura y para las millones de personas- que como consecuencia de la terrible herencia macrista y la pandemia- la están pasando muy mal y nuestro Gobierno aún no pudo dar las respuestas adecuadas.

En segundo lugar CFK hace un año planteó que había funcionarios que no funcionaban se refería a severos problemas de gestión, más allá del rumbo económico con el que tiene desacuerdos. Este nuevo Gabinete no es ni más K ni más progre, incluso podría decirse que es más conservador, pero es más representativo de todo el Peronismo porque asume como Jefe de Gabinete un ex ministro de Cristina que es el Gobernador de Tucumán (el FdT ganó las recientes elecciones con el 49% de los votos) y por sobre todas las cosas asumen dirigentes con mucha experiencia en gestionar, como lo son el mismo Juan Manzur, Aníbal Fernández, Daniel Filmus, Jaime Perzyck, Julián Domínguez, etc.

CFK se encargó de aclarar que ella no quería la renuncia de Martín Guzmán, por lo tanto a nadie puede sorprender la continuidad del ministro de Economía. Lo que queda por verse en los próximos días son las medidas económico sociales que se anunciarán para intentar paliar el padecer de millones de personas y si hay algún cambio en la orientación de la economía, empezando por la ejecución de todo el Presupuesto, incluido todo el déficit fiscal del 4.5%.

Quienes esperaban a una CFK rupturista se equivocaron tanto como quienes esperaban a una Cristina que propusiera romper con el Fondo o una radicalización del programa económico. No es así, solo reclama un poco de "populismo" o "reformismo", como cada unx prefiera denominarlo.

La pregunta del millón es por qué fue necesaria semejante crisis política y que la Vice pateara el tablero para conseguir estos módicos cambios para relanzar al Gobierno después de una derrota electoral tan dura.