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ELABORADO POR EL COLECTIVO MARAMBIO

El escenario pandémico no le quita dinamismo al devenir político de la patria.

Desde nuestra última elaboración colectiva se sucedieron: el anuncio de la fabricación en laboratorio argentino de la versión Oxford de la vacuna contra el COVID con destino a todos los países de latinoamérica hispano parlantes; el inicio en nuestro país de las pruebas Fase 3 de la vacuna que producirá Pfizer y el anuncio de que se probará la elaborada por uno de los laboratorios estatales chinos; la marcha, banderazo o autazo anti (anti cuarentena, anti reforma de la justicia, anti peronimo versión tradicional, anti kirchnerismo versión anti peronismo siglo XXI, etc.) del 17 de agosto; la publicación del Decreto que declara servicio público las comunicaciones celulares, el acceso a Internet y la televisión por cable junto al congelamiento de las tarifas hasta diciembre de 2020; el anuncio por parte del “cabezón” Duhalde -conspirador serial senil pero peligroso- de la posibilidad de golpe de estado, al que salieron a emular en coro los ultras de siempre (medios hegemónicos a la cabeza) pero también un conjunto de bien-pensantes politicamente correctos defensores de la “República”, cómo Lousteau  o Cornejo; la media sanción de la ley de reforma u ordenamiento de la Justicia Federal en el Senado en el medio de una nueva marcha de protesta de los anti (podían armar un 11 contra 11 pero sin suplentes); el cierre exitoso del capítulo tenedores de bonos ley extranjera de la brutal deuda heredada de Macri y sus secuaces; inicio de las negociaciones con el FMI; ingreso al Congreso del proyecto de ley sobre contribución extraordinaria de las grandes fortunas; la puesta en órbita de un nuevo satélite; el crecimiento del número de contagiados y muertos por el COVID y la aparición de numerosos frentes de contagio en el interior del país en el marco del relajamiento de las medidas restrictivas a la circulación y la apertura de nuevas actividades. La enumeración no es taxativa, sólo destaca los temas que ocuparon mayor centimetraje en la tirada de los grandes diarios y cantidad de minutos en radio y televisión.

Habemus vacuna…

La llegada de la vacuna pareció, por un momento, desalinear los ejes de la coyuntura…para un observador desapasionado podía parecer que se constituiría en un elemento para desmotivar a los opositores más furibundos en la búsqueda de un 17 A multitudinario. Sin embargo la racionalidad política no forma parte del menú de alternativas entre las cuales la ultraderecha vernácula abreva, toda dosis de solidaridad y humanismo hace décadas desapareció de su accionar, nada les importa el daño sanitario que puedan generar y mucho el daño político que puedan provocarle al gobierno popular. Lo anárquico de los reclamos, lo brutal de los mismos justifica en parte lo acotado de la demostración a pesar del impacto desproporcionado que logró en términos mediáticos (entendiendo lo de brutal en dos sentidos: como expresión de la violencia extrema, de barbarie, que se desprende de parte de los planteos de los concurrentes con el odio como único convocante común y también como expresión de falta de conocimiento y análisis de lo que motivaba la convocatoria, de falta de información acerca de los ejes que supuestamente la justificaban, de sustento irracional basado en la necesidad de protestar frente a cada propuesta o acción del gobierno democráticamente electo).

Por supuesto que si las consecuencias políticas de una movilización se resolvieran sólo en función de su alcance numérico, podríamos estar tranquilos. Si lo numérico fuera todo, la convocatoria del 9 de diciembre de 2015 para despedir a Cristina no debería haber existido, después de la derrota electoral de octubre del mismo año. Pero intervienen otros aspectos, basta sólo analizar la trascendencia que se le dió a la movilización del 17A en los medios hegemónicos: unos cuantos miles distribuidos modicamente en distintas ciudades del país les alcanzaron para intentar imponer sensación de enojo social generalizado con un gobierno impotente o sordo frente al reclamo popular. Para el accionar político del gobierno popular es central tener la hegemonía callejera, pero este aspecto de la disputa política nos está vedado en el contexto de la pandemia. Y la oposición lo aprovecha: lo hizo cuando los “amigos de Vicentín”  asediaron a los interventores designados por el poder ejecutivo y lo hace en cada banderazo convocado para oponerse a la cuarentena o a cualquier medida que proponga el gobierno. Si alguien comprendió este aspecto fue el legendario Luis D`Elía cuando en los albores del conflicto con las patronales agrarias no dudó en  copar la plaza de Mayo, siendo imposible olvidar aquella noche en la que, aferrándose a la mismísima pirámide al grito de “la plaza es del pueblo”, impidió el arribo de los amigos de los terratenientes sojeros -lo traemos a este escrito porque además de servirnos de ejemplo, hoy es una de las víctimas de la reacción revanchista de sectores del poder judicial  amenazados en sus privilegios por la reforma en discusión-.

Habemus comunicación y accesibilidad a Internet como servicio público…

Un viernes tarde y por vía de un decreto de necesidad y urgencia nos enteramos que los servicios de comunicación celular, acceso a internet y TV por cable pasaban a ser servicios públicos y que sus tarifas quedaban congeladas al menos hasta fin de año.

Que el acceso a la posibilidad de comunicarnos e informarnos virtualmente pasó a constituir un derecho humano, que como todo derecho cuando es conculcado por las leyes del mercado genera o incrementa la marginación a la que el sistema condena a una parte importante de la población, que su importancia se multiplicó durante la pandemia ya que numerosas actividades pasaron a depender de tener “conectividad” -desde la posibilidad de realizar teletrabajo y encontrarnos con nuestro entorno social al menos virtualmente, hasta la de que nuestros niños estudien y se eduquen en el contexto del aislamiento social imperante-, son realidades que no pueden ser negadas ni por los más necios representantes del neoliberalismo autóctono.

Decíamos hace unas semanas en una nota publicada en Marambio, que la maldita pandemia puso en cuestión hasta el papel igualador e integrador de la Educación Pública frente a la realidad de que muchas familias no tienen la posibilidad de acceder a un servicio pago de Internet y por lo tanto sus chicos quedan desenganchados de cualquier modalidad de educación a distancia. Y reclamábamos un papel activo del Estado para reparar ésta nueva injusticia explicitada por la cuarentena: el decreto es un primer paso reparador por medio de la exigencia de que las empresas brinden un servicio comunicacional social básico con tarifas accesibles. El congelamiento de las tarifas constituye un alivio para el bolsillo de trabajadores y clase media y no plantea un golpe importante para los balances de las compañías de telefonía que han tenido ganancias astronómicas durante los últimos años aún en contextos de crisis económica. Que el  servicio que brindan las empresas sea considerado un servicio público esencial atenuará por acción del control del estado el afán desmedido de las compañías por incrementar sus ganancias aún al costo de brindar servicios de mediocres a malos. Basta recordar que durante las inundaciones de abril de 2013 en el barrio de Saavedra los celulares dejaron de funcionar en el pico de la inundación y volvieron a hacerlo con dificultad casi 48 hs después: ¿puede permitir un estado que tres multinacionales dejen incomunicadas a miles de personas en el medio de una tragedia?. La respuesta es no, sin embargo hasta antes de decreto el estado nacional tenía pocas herramientas legales para exigir el cumplimiento de servicios mínimos básicos ininterrumpibles a las compañías, más allá de los reclamos de incumplimientos contractuales según los términos de las concesiones o de impulsar acciones de protesta de los organismos de consumidores.

La derecha intentó articular un discurso contra el decreto de la mano del ataque de ira que embargó principalmente a Telecom -es decir a Clarín-: haciendo eje en la seguridad jurídica -que para las operadoras más grandes tiene un estatus superior al de la voluntad popular-, amenazando con frenar inversiones -que nunca fueron demasiado importantes- y vaticinando un futuro de malos servicios -sin considerar lo mediocre del servicio que ofrecen actualmente que justifica que todas las estadísticas las señalen como las empresas más cuestionadas por los consumidores-. Pero parece que, al menos por ahora, no han podido hacer pie. De hecho desde las más pequeñas cooperativas de servicios de pueblos del interior hasta las grandes prestadoras han iniciado una ronda de negociaciones con el gobierno a fin de influir en la reglamentación del decreto, con el afán de no sacar los pies del plato de un negocio que sin duda les ha resultado floreciente y esperan que lo siga siendo.

Habemus presentación de proyecto de ley de Contribución Extraordinaria de grandes fortunas...

Finalmente y después de varios meses de alterar la paz de compañeros impacientes se presentó el proyecto de contribución extraordinaria a las grandes fortunas. Oh sorpresa, algunos de los grandes afortunados que poseen fortunas superiores a los 200 millones de pesos declarados, se han mostrado a favor de realizar la contribución...otros no...Un elemento importante es que, al contrario de lo ocurrido con Vicentín, en éste caso parecerían haberse construido los acuerdos necesarios para que la ley salga aprobada.

Habemus acuerdo con bonistas poseedores de deuda bajo ley extranjera y negociación con el FMI (sin ajuste)…

En nuestra anterior editorial el inminente arreglo con los bonistas nos arrimó un aire de esperanza vinculado al hecho de que el gobierno comenzará a mostrar éxitos de gestión incuestionables. El acuerdo finalmente se alcanzó y vaya si su resultado fue un éxito: 93,5 % de bonistas lo suscribieron, casi el 99 % cláusulas de acción colectiva mediante. Despejado éste frente se iniciaron negociaciones con el FMI y para reafirmar que no se realizarán ajustes que alimenten la tremenda recesión provocada por el virus macrista primero y el COVID después, Guzmán anunció el proyecto de Presupuesto 2021 contendrá un cálculo proyectado de déficit fiscal del 4,5 % del PBI.

Para la oposición neoliberal el déficit es motivo de cacareo histérico, para los sectores populares es motivo de optimista expectativa: significa que en el próximo año se destinarán desde el estado fondos para relanzar la obra pública en el marco de escenario post pandemia que obliga a refugiarse en postulados básicos del Keynesianismo clásico.

 

También habemus Duhalde, Cornejo, Macri, Bullrich, Larreta y demases...

El 17/08 algunos miles salieron con sus banderas, sus autos y su odio, para expresar repudio a una cuarentena que ha dejado de ser tal, para rechazar una ley de reforma de la justicia que en realidad es de reordenamiento de la justicia federal -aunque no importa si es reforma o es reordenamiento porque lo que busca es impunidad para Cristina y sus cómplices-,  para insultar y agredir a periodistas no opositores, para detallar que el supremacismo en versión vernácula existe y ellos lo representan, ya que su voz es más importante que la de millones que se expresan respetando el distanciamiento social, preocupados por los contagios que se multiplican y por el personal de la salud exigido al límite por una pandemia que no afloja -seguramente peronistas todos: respetuosos, solidarios, médicxs y enfermerxs, todos-. El 26 y 27 de agosto fueron al Congreso, esta vez algunos cientos con sus banderas y su odio -sus  autos quedaron estacionados en los alrededores o en el garage de sus casas-, para expresar nuevamente su repudio a la ley de reforma de la justicia y de paso a la cuarentena, los barbijos, las vacunas, los chinos, los rusos, los comunistas, los marcianos, los diputados y los senadores.

Cuando dejábamos de hablar de los dichos de Pato Bullrich al pie de su auto el 17/08 y nos estábamos olvidando con un dejo de vergüenza ajena de Brandoni, Lombardi y su corralito de flota-flota, aparece Duhalde para anunciar un golpe de estado inminente. No pasaron más que minutos para que aparecieran Lousteau y Cornejo y el staff completo de los medios hegemónicos, dándole entidad a los dichos del Cabezón de Lomas, en una actitud que parecía tener más de expresión de deseo inconfesable que de análisis político serio.

Y mientras el peligro de golpe se diluía frente a la confesión de Duhalde de que a veces se le desalinean los patitos -en éste caso Lousteau y Cornejo no están de acuerdo con Duhalde, se rumorea que porque creen que está un poco loco…-, aparecen Negri, otra vez Cornejo, Suarez Lastra y el resto de los diputados de Juntos por el Cambio, intentando frenar el funcionamiento de Congreso y torpedeando con pobres argumentos la posibilidad de que se trate la ley de reforma de la justicia y la ley de contribución extraordinaria de las grandes fortunas.

Frente a un gobierno que presenta como logros la producción de una vacuna contra el COVID, el cierre de un acuerdo exitoso sobre la deuda heredada, la preparación de propuestas para la recuperación post-pandemia, el sostenimiento de políticas destinadas a amortiguar los efectos de la recesión económica en los sectores más postergados, la recuperación de una dinámica de funcionamiento legislativo y de una agenda propia en el Congreso con la presentación de la reforma de la justicia o de la ley de contribución extraordinaria de las grandes fortunas -al tiempo que se generan consensos legislativos que puedan garantizar la sanción de leyes anteriores-, la puesta en órbitade un nuevo satélite; la oposición radicalizada reacciona en la dirección que marcan los ejemplos detallados en los párrafos anteriores.

No debemos subestimar a los sectores ultraderechistas que son los que hoy conducen el conjunto del espacio  opositor cambiemita, pero parecería que su accionar irracional, violento y carente de propuestas, en el mediano plazo, los condenará a sobrevivir en un espacio político acotado sin posibilidad de proyección de poder. Para que ésto sea así es necesario que el gobierno popular refuerce su capacidad de gestión y la eficacia de la misma, para contrarrestar la consecuencia primaria de las acciones del macrismo: el desprestigio de la política.   

Los ruidos internos en el espacio opositor, en donde las diferencias entre los más exacerbados y los “moderados” empiezan a verbalizarse, indican que incluso en el espacio de Juntos por el Cambio consideran que el accionar de los ultras terminará perjudicándolos. Los moderados en el mediano plazo parecen los más peligrosos, ya que son los que tienen las mayores posibilidades de representar al  40 % del electorado que los votó en 2019. Cómo ejemplo: los moderados no van a convocar un banderazo al obelisco, sino que van a abrir progresivamente la “cuarentena” resaltando que lo hacen en un marco de diálogo y no confrontación, sin embargo una u otra acción implica aumento del número de contagios y desprecio por la vida.

Cuidáte, quedáte en casa!

Los contagios se incrementan, las muertes también. La única defensa frente a la pandemia, hasta que la vacuna esté disponible, es sostener el aislamiento social recurriendo a la conciencia popular  y a las reservas de solidaridad que el pueblo argentino ha demostrado poseer varias veces a lo largo de su historia. Cuidémonos y quedémonos en casa: falta poco.