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Por Alejandro Quiroga

Este relato cuenta un encuentro, un pasaje de una posta, o simplemente del saludo entre dos potencias. Este encuentro nunca podría haberse dado en otro lugar que no fuera la Ciudad de Buenos Aires, quizás en Boedo por donde alguna vez caminaron juntos, en un tiempo que se mixtura entre un Arlt (narrador en tercera persona) que visionariamente plantea, a través del astrologo (en su obra Los 7 locos), la necesidad de un Movimiento Político que sea una ensalada rusa que ni Dios lo entienda, y un Discepolo, que ya en los 40 estaba embarcado en ese proyecto y lo defendía a través de sus relatos en primera persona dirigidos a los “mordisquito”, figura con la que represento a los que Jauretche diera en llamar “los medio pelo”.

En las historias de Roberto Arlt se refleja ese Buenos Aires contradictorio, fracturado, no reconciliado y múltiple del cambalache, al que tan bien supo definir Ernesto Santos Discepolo un tiempo después. En este Buenos Aires de los años 30`, “el orden y el caos bailaban juntos como un tango feroz”. Eran épocas donde la cultura popular se expresaba por medio del futbol, el tango, el cine y las movilizaciones masivas, que tuvieron ya en los 40, por emergente al peronismo produciendo las instancias de mixtura de estas realidades.

Aquí la verdadera protagonista es la ciudad de Buenos Aires. Estos autores no abordan el tratamiento de esta metrópoli cosmopolita desde su grandeza citadina, sino desde la perspectiva de su sordidez, localizada en los bajos fondos, determinante de los destinos de sus moradores. En ella, el hombre alienado cae en el aislamiento total. Estos autores son producto de ese Buenos Aires y producen hasta el día de hoy a Buenos Aires. Es por esto, que no es de extrañar esa sita, ese encuentro en el barrio de Boedo sumándose al grupo del mismo nombre, que era integrado por Enrique Santos Discépolo y Roberto Arlt, pero también por Álvaro Yunque, Enrique González Tuñón y César Tiempo, entre otros. Pero, quien inmortalizó el lugar fue, sin dudas, Manzi en la letra del tango “Sur, que especialmente menciona a la esquina de “San Juan y Boedo antiguo…”.                            

A  Discepolo muchos lo han calificado como el Roberto Arlt del tango, y algo de verdad hay en esa afirmación. “Esa mirada desgarrada, algo nihilista de la realidad, ese humor ácido, esa identificación con los derrotados, los vencidos y ese lenguaje tomado del habla popular, matizado con las palabras del lunfardo pero recreado y pulido hasta la obsesión, hasta transformarlo en un objeto estético, lo aproxima a Arlt no sólo porque hablan de lo mismo y son contemporáneos, sino porque sus construcciones artísticas las elaboran con las mismas herramientas.” (Manuel Adet)

Como podemos experimentar con su lectura, son dos escritores del S.XX abarcados por la modernidad, pero que operan en contextos dispares. Arlt problematiza la modernidad cultural desde un gesto expectante y no vanguardista, donde su obra transcurre entre fines de los años 20 y la década de los 30. Mientras que Discepolo descarga en sus letras un realismo angustiante propio del momento de crisis que vivía el país en los años 30`, tanto en lo económico, como en lo político, ya que se estaba avisorando la bien llamada “década infame”. Pero más tarde, con sus relatos radiales, acicateando a los sectores medios que veian amenazados los privilegios del status, se va a hacer cargo del proceso de transformación social que se venía dando en el país desde mediados de los 40`…” Si, yo se que te fastidia que te lo recuerde. Es claro, pero vamos a terminarla de una vez. Porque yo no lo invento a Peron y a Eva Peron. Los trajo la injusticia que presidia el país. Porque a fuerza de hacer un estilo de tanto desman, termino por parecerte correcto lo mas infame. Claro, a vos no te alcanzaba esa injusticia. Tendrias como un señor que yo conocía y que iba todos los meses a cobrarlo, un puesto de ama de cria para cubrir los gastos, que se lo pagaban oficialmente, y un sueldo para salir con el Klan. Yo me acuerdo del Klan. Y vos también Aquella  mafia siniestra que salía solo para aterrorizar gente y mataba una vez a gomazos, otra vez a los tiros y a veces con el camión para hacerlo más divertido. No, si la memoria fastidia”. (Mordisquito-Discepolo)

A ambos les interesa ahondar en la esencia del  “ser” de las personas, en un mundo, en una modernidad, dominada por la técnica y que dejo abandonado y olvidado a este “ser”. Como plantea Heidegger la verdad es la esencia de lo verdadero, y a esta verdad se llega por medio del desocultamiento como proceso, como lo que acontece, ya que entiende que la verdad no está en ninguna parte, no es algo dado, simplemente algo que acontece como lo inseguro, lo que nos tiene que sorprender, lo que no esperamos. Por lo tanto, este desocultamiento no es la verdad desnuda es un movimiento en tanto acontecimiento de desocultamiento-ocultamiento.

En los dos autores están vigentes las palabras de Sartre  "el verdadero escritor es el  comprometido con el objeto para quien escribe y por el que escribe". Siguiendo esta línea y profundizando en el concepto Arlt plantea “que cuando se tiene algo que decir se escribe en cualquier parte”. En este sentido, tanto Arlt como Discepolo en su doble función de escritores y periodistas, así lo hicieron…

En los años 30, los ascendentes sectores medios de esta sociedad, que tomaban más relevancia eran quienes determinaban históricamente los gustos, la estética y se los imponía al resto de la sociedad. Es de esta manera como se afianzaban los criterios de bellezas  dominantes. Enfrentando estos criterios, estos autores nos proponen un arte desde lo feo, la locura, lo pobre, en Arlt la repugnancia es un motivo permanente. Esto afianza la idea de Adorno, de que si hay un arte feo es porque esto se sustenta en un mundo real. Es así, que el arte para salvarse de su vacuidad incorpora a lo feo, como algo constitutivo de sí, ya que como bien ha sustentado Walter Benjamin cuando hace el planteo de politizar el arte, hace hincapié en habilitar nuevas formas de percepción, ya que cuando uno mira diferente, también vive diferente, y esta es la politicidad a la que él hace referencia.                                

Siguiendo esta línea de pensamiento tanto Benjamin como Adorno discuten con Kant, porque este separa totalmente el arte de la política, sin entender que cualquier tipo de arte está fundado en el deseo que instituye la política.

Es, en este marco,  que el  Arlt de Los siete locos, expone haciendo hablar a sus personajes más  delirantes, generando planteos como “La ciudad de nosotros, los reyes, será de mármol blanco y estará a orillas del mar. Tendrá un diámetro de siete leguas y cúpulas de cobre rosa, lagos y bosques. Allí vivirán los Santos de oficio, los patriarcas bribones, los magos fraudulentos, las diosas apócrifas. Toda ciencia será magia.” (Arlt-los siete locos)

Tanto  Roberto Arlt como Discépolo han leído y se han inspirado en Dostoievski y esto lo podemos verificar en las palabras de este último refiriéndose a la literatura rusa "esos personajes que no luchan contra los hombres, sino que resignan a una fatalidad que se levanta a su paso como una muralla despertaron muchas veces mi curiosidad" (Dostoievski). También comparten “una retórica común: la de Almafuerte,  juego de contraposiciones en imágenes de tipo épico, la profecía, el gusto tan marcado por la sentencia, la descripción de la angustia, la miseria y el desgarramiento de una ciudad, un mundo que se deshumaniza, que ya, Walter Benjamín  lo había observado con Baudelaire cuando aparece en la poesía lírica la multitud y la soledad del hombre en la multitud.

El hombre recorre la ciudad y se siente solo en medio de la muchedumbre, es el vagabundo, el caminante, el observador de la gente de la calle, y en su paseo anda como el detective descubriendo al eterno engañado, acaso la víctima. El vagabundo es el observador también de las vidrieras que ve en su callejear, como el hombre del tango Cambalache o de Yira ...Yira. (Noemí Ulla)

“Que el mundo fue y será una porquería

ya lo sé…

¡En el quinientos seis

y en el dos mil también!

Que siempre ha habido chorros,

Maquiavelo y estafaos,

valores y dublé…

Pero que el siglo veinte

es un despliegue

de maldá insolente,

ya no hay quien lo niegue.

Vivimos revolcaos

en un merengue,

y en un mismo lodo

todos manoseaos…”

 

(Cambalache- Discepolo)

Tal vez ninguno de nuestros escritores haya leído a Arturo Schopenhauer pero tal vez, no haya mejores líneas para describir su actitud frente a la vida, … “Todo ser, por un decreto de estricta justicia, lleva sobre si la carga de la existencia en general y la de la especie y la de su propia individualidad, absolutamente como es, dadas las circunstancias y en un mundo tal como el que vemos, gobernado por la contingencia y el error, finito, efímero y creado para el dolor. Lo que sucede y sucederá es la pura justicia, pues tal es la voluntad, y a tal voluntad tal mundo.” El texto continua diciendo que: “Si se quiere saber lo que vale moralmente considerado en su conjunto, no hay sino que considerar su destino también en general. Tal destino no es más que necesidad, miseria, dolor, tormento y muerte. Existe una justicia, y la suerte del hombre no seria tan triste si el mismo no fuera tan indigno." (Arturo Schopenhauer)

Continuando con el tema, entendemos, que en el callejeo, en el vagabundeo es donde nace el cronista, el filósofo. La calle es lo que lo lleva a filosofar sobre la vida callejera y la ciudad en su movimiento continuo. De esta manera,  aparecen retratados muchos personajes de esta ciudad,  tanto en las “aguafuertes porteñas” de Arlt, como en mucha de la poética de los tangos de Discépolo. Como mencionamos,  Arlt retoma el tema del vagabundeo en estas “Aguasfuertes”, intitulando a una de ellas como “el placer de vagabundear” en el que expresa que “Comienzo por declarar que creo que para vagabundear se necesitan excepcionales condiciones de soñador. Ya lo dijo el ilustre Macedonio Fernández: "No toda es vigilia la de los ojos abiertos". Para luego agregar: “Los extraordinarios encuentros de la calle. Las cosas que se ven. Las palabras que se escuchan. Las tragedias que se llegan a conocer. Y de pronto, la calle, la calle lisa y que parecía destinada a ser una arteria de tráfico con veredas para los hombres y calzada para las bestias y los carros, se convierte en un escaparate, mejor dicho, en un escenario grotesco y espantoso donde, como en los cartones de Goya, los endemoniados, los ahorcados, los embrujados, los enloquecidos, danzan su zarabanda infernal.”  Y terminar planteando que: “Sin embargo, aún pasará mucho tiempo antes de que la gente se dé cuenta de la utilidad de darse unos baños de multitud y de callejeo. Pero el día que lo aprendan serán más sabios, y más perfectos y más indulgentes, sobre todo. Sí, indulgentes. Porque más de una vez he pensado que la magnífica indulgencia que ha hecho eterno a Jesús, derivaba de su continua vida en la calle. Y de su comunión con los hombres buenos y malos, y con las mujeres honestas y también con las que no lo eran."

Discepolo, describiendo la vida de ese Buenos Aires de los conventillos también va generando un retrato de sus habitantes:

“Yo la vi que venia en falsa escuadra,

Se ladeaba, y se ladeaba por el borde del fangal!!...

¡Pobre mina que nació en un conventillo

Con los pisos de ladrillo, el aljibe y el parral!

Alguien tiro la banana que ella piso sin querer

y justito, cuando vi que se venia de cubito dorsal,

¡Me la agarre!”

“(Esto dijo el “Cusifai” mientras la cosa

retozaba, retozaba ya perdida en el fangal,

y el tomaba una ginebra desastrosa

Entre curdas y malandras en la mesa de aquel bar…)”

 

(El fangal-Discepolo)

Estas situaciones quedan también reflejadas en “Los Lanzallamas” cuando las escalas de la música arrancadas al piano por manos sin experiencia son… “escuchadas por uno de los hermanos Espila mientras van mendigando por las calles. En su situación de desamparo (y también de picardía), Emilio, el más filosófico, relaciona el bienestar con la casa, el jardín y la música; expresan para él "cierta dulzura meditativa" que incluye el confort económico (Arlt- Lanzallamas).” El significado resulta más claro si enlazamos esta escena con otro episodio, del capítulo "Bajo la cúpula de cemento", en el que el solitario Erdosain observa a un hombre que recoge a su gato, mientras que él, queda a la intemperie. Tanto la acción del hombre como el sonido de la música realzan la soledad y la angustia del que está excluido del bienestar y de la solidaridad humana.

En Discepolo centralmente, pero también en Arlt, podemos percibir a la musicalidad, al decir de Nietzche, “como un lenguaje primario que entra directo al corazón de los hombres”. Esto refleja una suerte de irracionalismo que se basa en la tragedia, enfrentado al racionalismo propio de la dialéctica.

Continuando con  la musicalidad podemos encontrar como Arlt y el tango se entremezclan y se tensan permanentemente. El ambiente del tango, o sea de Buenos Aires siempre esta presente, se trata del ambiente de rufianes, prostitutas y burdeles. Esto se sucedía en momentos cercanos a 1930, cuando la crisis económica y social arreciaba y E. S. Discépolo ya había estrenado "Qué vachache", "Chorra", "Yira, yira" y "¿Qué sapa, señor?", ese mismo año que comenzaban a sentirse las consecuencias del crac financiero y se iniciaba el peor "cambalache" de la historia argentina, aunque el tango de este título no se escribiera hasta el 35. En este sentido,  durante su agonía en “Los lanzallamas”, Haffner recuerda a sus compañeros chulos y ladrones y diferentes escenas vividas en las "ladroneras" como la "Terraza" y el "Ambos Mundos", donde se preparaban los atracos. Pero sobre todo recuerda un picnic de siete mafiosos (una vez más el número siete), con revólver al cinto y sombrero empinado y sus siete milongueras. La primera canción, una vidala triste, es relevada por un tango, tocado en el bandoneón por el negro Amargura con "ritmo de carnaza sensual y angurrienta" (1968a:104) (Rita Grutzmann).          

Todos estos elementos colaboran a crear un ambiente de abyección: el negro, siempre amoral; los mafiosos, caracterizados por sus apodos, el maltrato a las prostitutas, el asesinato de una de ellas y el suicidio de otra; el duelo de coraje entre Haffner y el Pibe Mi flor, que se acrecienta en la presencia de los mismos policías, Gómez "el verdugo" y su ayudante que lo maltratan, son explotadores en nada distintos de la canalla a la que persiguen, y como aquélla hablan en lunfardo. En fin, es el bajo fondo literario que acumula lo peor de lo peor, adornado de este "tango carcelario" que tanto gusta al autor.

“Pero me jugaste sucio y, sediento de venganza…

Mi cuchillo en un mal rato envaine en un corazón…

Y, mas tarde ya sereno, muerta mi única esperanza,

unas lágrimas amargas las seque en el bodegón.

Me encerraron muchos años en la sordida gayola

Y una tarde me libraron…pa mi bien….o pa mi mal…

Fui sin rumbo por las calles y rode como una bola.

Por la gracia de un mendrugo ¡cuantas veces hice la cola!

Las auras me encontraron largo a largo en el umbral

Hoy ya no me queda nada, ni un refugio…!estoy tan pobre!

Solamente vine a verte pa dejarte mi perdón….

Te lo juro, estoy contento que la dicha a vos te sobre…

Voy a trabajar muy lejos….a juntar algunos cobres

Pa que no me falten flores cuando este dentro el cajón.”

(La Gayola- Armando Tagini)

La hibridez de discursos, la polifonía, está en Discépolo, como está en Roberto Arlt por los mismos años, registrando una ciudad que ha recibido sucesivas olas inmigratorias y cuyo idioma nativo se ha ido transformando. También como Arlt, Discépolo compone un espacio poético que es un espacio público, donde se entrecruzan en forma discontinua diversos discursos, con conceptos que provienen del francés, del lunfardo,  del mercado que supo describir toda un época de esta ciudad. Discépolo da así esta extraña combinación de voces:

“Nunca soñé que la vería
en un 'requiescat in pace'
tan cruel como el de hoy:
¡Mire, si no es pa' suicidarse,
que por ese cachivache
sea lo que soy!”

(Esta noche me emborracho- Discepolo)

Otro signo de la escritura de este autor que contribuye a diferenciar sus tangos es el ejercicio de la sintaxis simple y lunfardesca a la vez, en la búsqueda, quizás, de una comunicación inmediata con el público.

En estos autores se ve claramente, como lo único de su obra, la unicidad de su obra como lo define Benjamin se identifica constantemente con la realidad, ensamblándose en el contexto de la tradición, donde la tradición de los oprimidos de los desdichados nos enseña que la regla es el estado de excepción en el que vivimos.

En esta perspectiva, el entorno de pobreza y suciedad, el lunfardo, la voz arrastrada, el coraje y la "doliente voluptuosidad" son precisamente los elementos que para Arlt caracterizan el tango y el contenido lo confirma:

“Yo tengo un bulín más, 'shofica

que da las once antes de hora

y que yo se lo alquilé;

y que yo se lo alquilé

para que afile ella sola"

 

Para más señas, y confirmando la relación de Arlt con el tango….” antes de cometer el robo en casa de Vitri, el Rengo visita un prostíbulo; luego se prepara para el delito "tarareando un tango"…

“Para terminar, el propio Arlt, que ha crecido en un clima de tango ha expresado su opinión sobre el mismo en el aguafuerte "Música y poesías populares", reconociendo que la música del tango expresa "el alma de nuestra gente de ciudad", "es lo más sincero que ha producido la inspiración popular argentina" (Arlt). Pero rechaza o lo sustituye debido a que se siente involucrado en su marginalidad fundamental: muy escasas alusiones al tango aparecen en sus libros, y siempre con un claro trasfondo de desprecio y de rechazo, muestra de esto es 'el tango carcelario'. El noventa por ciento de las letras de tangos las desprecia por su romanticismo "de almacén" (menciona expresamente la colección El Alma que Canta), su grosería o su falsedad, la que pone en escena en la nota "La traición en el tango" (id.:89ss.). Rechaza "A la luz del candil" (Navarrine y Flores) y ni siquiera se salva de su repudio "Esta noche me emborracho" de E. S. Discépolo, considerado por Mafud "magistral" en su "oposición entre ideal y vida" (Mafud 1966:70), oposición que también recorre toda la obra arltiana” (Rita Grutzmann).

A modo de conclusión, y retomando palabras de Adorno, y pareciéndome que son justas para definir las obras de estos dos autores que tan bien describen la vida urbana, entiendo que la función de la obra de arte frente al proceso social de alienación que se incrementa día a día, no solo en la sociedades en que vivieron estos autores sino que continua hasta nuestros días, es la de hacer evidente esta situación. Creo que ellos avanzaron en este sentido, y por eso hoy continúan vigentes y presentes en la articulación de nuestros relatos cotidianos.

Bibliografia:

Los siete locos. Roberto Arlt

Aguasfuertes Porteñas. Roberto Arlt

El mundo como voluntad de representación. Arturo Shopenhauer. Mexico1997

Discursos interrumpidos. Walter Benjamin

Estetica operatoria en sus tres direcciones. Juan Luis Guerrero

El origen de la obra de arte. Martin Heidgger

Los siete locos y lanzallamas en renovación literaria de los 20. Rita Grutzmann

Discépolo o el juego de las máscaras. Noemí Ulla

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